Han anunciado en compendio todo lo que se prescribió a Pedro y sus compañeros. Después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, de oriente a occidente, el sagrado e incorruptible pregón de la salvación definitiva. Amén.
MARCOS COMENTADO ORALMENTE POR JUAN MATEOS
viernes, 26 de agosto de 2011
APÉNDICE. Mc 16,9-19.
UN FINAL AÑADIDO
AL EVANGELIO DE MARCOS.
Aparición a María
Magdalena y a dos discípulos. (Mt 28,9-10; Jn 20,11-18; Lc 24,13-35).
9 Jesús resucitó en
la mañana del primer día de la semana y se apareció primero a María Magdalena,
de la que había echado siete demonios. 10Ella fue a decírselo a los que habían
estado con él, que estaban de duelo y llorando, 11pero ellos, al oírle decir
que estaba vivo y que lo había visto, se negaron a creer.
12 Después se
apareció por el camino, con aspecto diferente, a dos de ellos que iban a una
finca. 13También éstos fueron a anunciárselo a los demás, pero tampoco a ellos
los creyeron.
Misión de los
discípulos y ascensión (Mt 28,16-20; Lc 24,36-53).
14 Por último se
apareció Jesús a los once, estando ellos a la mesa, y les echó en cara su
incredulidad y su terquedad en no creer a los que lo habían visto resucitado.
15 Y añadió:
-Id por el mundo
entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad. 16El que crea y se
bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean,
los acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún veneno, no les hará
daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
19Después de
hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
20Ellos se fueron a proclamar el mensaje por todas partes, y el Señor cooperaba
confirmándolo con señales que los acompañaban.
ANUNCIO DE LA RESURRECCIÓN. Mc 16,1-8.
161 Transcurrido el día de
precepto, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para
ir a embalsamarlo. 2El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al
sepulcro ya salido el sol. 3Se decían unas a otras:
-¿Quién nos correrá
la losa de la entrada del sepulcro?
4 Al levantar la
vista observaron que la losa estaba corrida (y era muy grande).
5Entraron en el
sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura
blanca, y se quedaron completamente desconcertadas. 6Él les dijo:
-No os desconcertéis.
¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado, no está aquí.
Mirad el lugar donde lo pusieron. 7Y ahora, marchaos, decid a sus discípulos y,
en particular, a Pedro: "Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis,
como os había dicho".
8 Salieron huyendo
del sepulcro, del temblor y el espanto que les entró, y no dijeron nada a
nadie, del miedo que tenían.
EXPLICACIÓN.
1-8. Epílogo: El
nuevo día, Anuncio de la resurrección. Las mujeres (cf. 15,40) no la esperan;
quieren sólo mostrar su cariño a Jesús embalsamando su cadáver (cf. 14,8). El
primer día de la semana (lit. «el uno de la semana»), alusión a Gn 1,5: con la
resurrección de Jesús comienza la creación definitiva (2). Como en 14,51s, el
joven representa a Jesús mismo, ahora glorificado (color blanco, d. 9,3);
sentado a la derecha (cf. 14,62): condición divina (5). Palabras del joven:
ellas buscan al que habían tenido por Mesías davídico (Nazareno, cf. 1,24;
10,47), fracasado (crucificado); no hay fracaso, la vida ha vencido a la muerte
(8,31; 9,31; 10,34). Encargo para los discípulos (seguidores procedentes del
judaísmo), en particular para Pedro, que ha renegado de Jesús (14,30.72ss):
abandonar Jerusalén y la expectación mesiánica judía, para comenzar la misión
universal a partir de Galilea (14,28) (7). Las mujeres no transmiten el
encargo. En la época en que Mc escribe, el grupo israelita de la comunidad aún
no ha comprendido la universalidad de la misión (cf. 13,3s) (8). El mensaje se
transmite, sin embargo, a través del otro grupo de seguidores (no israelitas),
al que pertenece el evangelista.
jueves, 25 de agosto de 2011
CRUCIFIXIÓN Y MUERTE. Mc 15,22-47.
(Mt 27,33-36; Lc
23,32-49; Jn 19,17-30).
22 Lo llevaron al
"lugar del Gólgota" (que significa el lugar de la Calavera") 23y
le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo tomó. 24Lo crucificaron y se
repartieron su ropa, echándola a suertes para ver lo que se llevaba cada uno.
25Era media mañana
cuando lo crucificaron. 26El letrero con la causa de su condena llevaba esta
inscripción: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
su derecha y otro a su izquierda.
29 Los transeúntes lo
insultaban y decían, burlándose de él:
-¡Vaya! ¡El que
derriba el santuario y lo edifica en tres días! 30¡Baja de la cruz y sálvate!
31De modo parecido,
los sumos sacerdotes, bromeando entre ellos en compañía de los letrados,
decían:
-Ha salvado a otros y
él no se puede salvar. 32¡El Mesías, el rey de Israel! ¡Que baje ahora de la
cruz para que lo veamos y creamos!
También los que estaban
crucificados con él lo ultrajaban.
33 Al llegar el
mediodía, la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde.
34 A media tarde
clamó Jesús dando una gran voz:
-¡Eloi, Eloi, lema
sabaktani! (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
35 Algunos de los
allí presentes, al oírlo, dijeron:
-Mira, está llamando
a Elías.
36 Uno echó a correr
y, empapando una esponja en vinagre la sujetó a una caña y le ofreció de beber,
mientras decía:
-Vamos a ver si viene
Elías a descolgarlo.
37 Pero Jesús,
lanzando una gran voz, expiró, 38y la cortina del santuario se rasgó en dos de
arriba abajo.
39 El centurión que
estaba allí presente frente a él, al ver que había expirado de aquel modo,
dijo:
-Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios.
40 Había también unas
mujeres observando aquello de lejos, entre ellas María Magdalena, María la
madre de Santiago el Pequeño y de José, y Salomé, 41que, cuando él estaba en
Galilea, lo seguían prestándole servicio; y además otras muchas que habían
subido conél a Jerusalén.
La sepultura (Mt
27,57-61; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42).
42 Caída ya la tarde,
como era Preparación, es decir, víspera de día de precepto, 43 fue José de
Arimatea, distinguido consejero que también había esperado el reinado de Dios,
y, armándose de valor, entró a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44Pilato se extrañó de que ya estuviera muerto y, convocando al centurión, le
preguntó si había muerto hacía mucho.
45 Informado por el
centurión, concedió el cadáver a José. 46Éste compró una sábana y, descolgando
a Jesús, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que había sido
excavado en la roca y rodó una losa contra la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y
María la de José observaban dónde lo ponían.
EXPLICACIÓN.
22-47. Tercera sección: Crucifixión, muerte y
sepultura.
a) (15,22-24): Crucifixión. Jesús rechaza el vino drogado
(cf. Prov 31,6s): da su vida voluntariamente y con plena conciencia (10,45;
14,22-24) (23). Reparto de la ropa: cita de Sal 22,19, que describe a un hombre
llevado por sus enemigos al extremo del sufrimiento y de la humillación.
b) (15,25-32): Media mañana, lit. «la hora tercia». Las
burlas al rey de los judíos. Causa de la condena, la aducida en el juicio ante
Pilato (15,2) (26). Bandidos, sin duda, rebeldes nacionalistas; se quiere
identificar a Jesús con un subversivo; a su derecha, a su izquierda, los
puestos de los seguidores de Jesús (10,40) (27). Algunos mensajes añaden el v.
28, tomado de Lc 22,37. «Porque os digo que tiene que cumplirse en mí lo que
está escrito: Lo tuvieron por un criminal». Insultos y burlas por parte de tres
grupos: a) la gente que pasa repite la falsa acusación presentada ante el
Consejo judío (14,58); éste fue sin duda el argumento usado por los sumos
sacerdotes para poner al pueblo contra Jesús (15,11); le piden que muestre su
poder para evitar la derrota; salvarse = poner la vida a salvo (cf. 8,35a)
(29-30); b) los dirigentes no conciben que alguien pueda entregar la vida por
amor a los hombres; los que detentan el poder sólo aceptarían a un Mesías que
hiciese ostentación de poder; no conocen a Dios (cf. 14,33-36) (31-32a); c) los
compañeros de suplicio (32b). Los tres grupos = la totalidad de Israel: los
representantes del régimen, los que aceptan sus decisiones y los rebeldes exaltados;
todos rechazan a un Mesías que da su vida sin defenderse con la violencia.
c) (15,33): El mediodía, lit. «la hora sexta». Las tinieblas
duran tres horas, aludiendo a los tres días de las que precedieron el éxodo de
Egipto (Éx 10,21s): anuncian la liberación universal «"la tierra
entera") y advierten a los que han condenado a Jesús de que se han
enfrentado con Dios (Am 8,9s; Jr 15,8s).
d) (15,34-41): Media tarde, lit. «la hora nona». La muerte.
Grito de Jesús (Sal 22,2); se renueva su dolor de Getsemaní: el pueblo judío ve
en su muerte un fracaso (15,29-32); no descubre en ella la revelación de Dios y
va a la ruina. Dios mío, confianza plena (14,36: Abba); Dios ha respetado la
libertad de los hombres y éstos no lo reconocen en su debilidad (33-34). Los
presentes interpretan mal el grito o se burlan de Jesús; según la doctrina de
los letrados (9,11), Elías debía preceder al Mesías y preparar su triunfo; ven
o pretenden ver en el grito de Jesús la confesión de su fracaso y el deseo de
ser liberado del suplicio. El vinagre, expresión del odio (Sal 69/68,22)
(35-36). Nuevo grito de Jesús: la voz y la efusión del Espíritu (verbo expirar,
gr. exepneusen), como en el bautismo (1,10s); ahora proceden de Jesús para la
humanidad entera (37). La cortina del santuario = la humanidad de Jesús (cf.
14,58: el santuario no hecho por hombres): al morir deja patente (se rasgó, cf.
1,10: «rasgarse el cielo») a Dios en el Hombre (de arriba abajo) (38); el
centurión, representante del mundo pagano, descubre a Dios en la muerte de
Jesús; Hijo de Dios, cf. 1,1 (39). Las tres mujeres (primera mención en Mc)
miran desde lejos (cf. 14,54, de Pedro): no se identifican con la muerte de
Jesús. Los hijos de esta María (que no es la madre de Jesús), han sido
mencionados en 6,3 como «hermanos» de Jesús. Otras mujeres presentes, pero no
los discípulos (40-41).
e) (15,42-47): El final del día, como en la cena (14,17);
víspera de fiesta (cf. 14,12). En Mc, José de Arimatea, persona de alta
posición y con cargo oficial, no es discípulo de Jesús, sino un judío piadoso
que había estado esperando el reinado de Dios, concebido a la manera del
judaísmo. Jesús había sido una esperanza, pero ésta había terminado con su
muerte (rodó una losa). Últimos honores. Presencia de dos de las mujeres (cf.
15,40).
JUICIO ANTE PILATO. CONDENA A MUERTE. Mc 15,1-21.
15 1 Por la mañana los sumos
sacerdotes, con los senadores, los letrados y el Consejo en pleno, prepararon
su plan y, en seguida, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato lo
interrogó:
-¿Tú eres el rey de
los judíos?
Él le contestó:
-Tú lo estás
diciendo.
3 Los sumos
sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato reanudó el interrogatorio:
-¿No respondes nada?
Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús no
respondió nada, por lo que Pilato estaba sorprendido.
6 Cada fiesta solía
soltarles un preso, el que ellos solicitaran. 7El llamado Barrabás estaba en la
cárcel con los sediciosos que en la sedición habían cometido un asesinato.
8Subió la multitud y empezó a pedir que hiciera lo que solía. 9Pilato les contestó:
-¿Queréis que os
suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que
los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos
sacerdotes incitaron a la multitud a pedir que les soltara mejor a Barrabás.
12 Intervino de nuevo
Pilato y les preguntó:
-Entonces, ¿qué
queréis que haga con ese que llamáis "el rey de los judíos"?
13 Ellos esta vez
gritaron:
-¡Crucifícalo!
14 Pilato les
preguntó:
- Pero, ¿qué ha hecho
de malo?
Ellos gritaron más y
más:
-¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo
dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de
hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
La burla de los
soldados. (Mt 27,27-31; Jn 19,2-3)
16 Los soldados lo
condujeron al interior del palacio, es decir, a la residencia del gobernador, y
convocaron a todo el batallón. 17Lo vistieron de púrpura, le pusieron una
corona de espino que había trenzado 18y empezaron a hacerle el saludo:
-¡Salud, rey de los
judíos!
19 Le golpeaban la
cabeza con una caña, le escupían, arrodillándose, le rendían homenaje. 20Cuando
terminaron la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su propia ropa y lo
sacaron para crucificarlo.
Simón de Cirene: El
seguidor hasta el fin. (Mt 27,32; Lc 23,26)
21 A uno que pasaba,
a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que llegaba del
campo, lo forzaron a cargar con su cruz.
EXPLICACIÓN.
1-21. Segunda sección: El juicio ante el gobernador,
Transición (15,1). Entrega al poder pagano (10,34).
a) (15,2-5): Interrogatorio. La pregunta de Pilato sugiere
que las autoridades judías acusaban a Jesús de sedicioso político (rey de los
judíos). Jesús acepta el título, pero con cierta reserva; no puede explicar a
Pilato su verdadero sentido (2). Silencio ante las acusaciones (cf. Is 53,7);
era insólito que un acusado no se defendiese (3-5).
b) (15,6-15): La sentencia de muerte. Barrabás; un asesino
conocido (6-7). La multitud, la de los peregrinos de todo el país (8). Pilato
sabe que Jesús gozaba de mayor popularidad entre la gente que entre las
autoridades (11,18.32; 12,12.37), y que éstas veían en él un peligroso rival;
de ahí su propuesta (9-10). Los jefes religiosos manipulan a la multitud y la
ponen en contra de Jesús; prefieren al que representa la violencia (11).
Insistencia del juez, que no ve causa para condenado; fanatismo de la multitud
(14). Debilidad de Pilato, que traiciona su propia convicción; la crucifixión,
pena capital infligida a los que actuaban «contra el pueblo romano». Se azotaba
a los que iban a ser crucificados (15).
c) (15,16-20): La burla. Los paganos ridiculizan la figura
del rey Mesías esperado por los judíos. Desahogan en Jesús todo su desprecio
por ese pueblo y sus expectativas de gloria. Parodia insultante de la
investidura imperial.
d) (15,21): El seguidor. Uno que pasaba, como Jesús cuando
llamaba a seguirlo (1,16; 2,14: «yendo de paso»); representa, por tanto, a un
seguidor de Jesús que ejerce la misión; Simón (nombre griego y judío), oriundo
del norte de África (no del país judío); cargar con la cruz (de Jesús y suya),
cumpliendo la condición del seguimiento (8,34). Es figura del grupo de
seguidores que no proceden de la institución judía (2,15:
“descreídos/pecadores”; 3,32.34 y 4,10: “los en torno a él”; 5,24b, 7,14 y
8,34: “la multitud”); se contrapone a la figura de Pedro (Simón, 1,16.29.36;
3,16), el discípulo que, aferrado a la ideología del judaísmo, no acepta la
muerte de Jesús y reniega de él. Alejandro, nombre griego; Rufo, nombre latino:
los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el
mundo entero (14,9).
JESÚS ANTE EL CONSEJO. Mc 14,53-72
(Mt 26,57-68; Lc
22,54-55.63-71; Jn 18,13-14.19-24).
53 Condujeron a Jesús
ante el sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los
senadores y los letrados.
54 Pedro lo siguió de
lejos hasta el interior del atrio del sumo sacerdote y se quedó sentado entre
los guardias, calentándose en la lumbre.
55 Los sumos
sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús para
condenarlo a muerte, pero no lo encontraban, 56pues, aunque muchos
testimoniaban en falso contra él, sus testimonios no eran adecuados.
57Levantándose algunos, testimoniaban falsamente contra él diciendo:
58-Nosotros le hemos
oído decir: "Yo derribaré este santuario, obra de manos humanas, y en tres
días edificaré otro, que no será obra de manos humanas".
59 Pero tampoco así
era adecuado su testimonio.
60 Entonces el sumo
sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a Jesús:
-¿No respondes nada?
¿Qué significan estos cargos en contra tuya?
61 Pero él seguía
callado y no respondía nada.
El sumo sacerdote
reanudó el interrogatorio preguntándole:
-¿Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios bendito?
62 Contestó Jesús:
-Yo soy. Y veréis al
Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo.
63 El sumo sacerdote
se rasgó las vestiduras, diciendo:
-¿Qué falta nos hacen
ya testigos? 64Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Todos sin excepción
pronunciaron sentencia de muerte.
65 Algunos se
pusieron a escupirle y, tapándole la cara, le daban golpes, diciéndole:
-¡Haz de profeta!
También los guardias
lo recibieron a bofetadas.
Pedro reniega de
Jesús (Mt 26,69-75; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)
66 Mientras Pedro
estaba en el atrio llegó una criada del sumo sacerdote 67y, al ver a Pedro
calentándose, se le quedó mirando y le dijo:
-También tú estabas
con el Nazareno, con ese Jesús.
68Él lo negó
diciendo:
-¡Ni sé ni entiendo
lo que dices tú!
Salió fuera, al
zaguán, y un gallo cantó. 69Pero la criada lo vio y esta vez se puso a decir a
los presentes:
-Éste es uno de
ellos.
70Él volvió a
negarlo. Poco después, los presentes mismos se pusieron a decirle a Pedro:
-Seguro que eres de
ellos, porque eres también galileo.
71Pero él se puso a
echar maldiciones y a jurar:
-¡No sé quién es ese
hombre que decís!
72 Y, enseguida, por
segunda vez, cantó un gallo. Pedro recordó las palabras que le había dicho
Jesús: "Ante que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres", y
se echó a llorar.
EXPLICACIÓN.
53-72. Primera sección: El juicio ante el Consejo judío.
Transición (14,53): El Consejo, autoridad suprema del pueblo.
a) (14,54): Pedro. De lejos, adhesión a Jesús, pero sin
aceptar ni hacer suyo su destino (8,31-33); aún espera Pedro una intervención
divina que salve a Jesús de la muerte y le permita vencer a sus enemigos.
b) (14,55-64): Juicio; condena a muerte preconcebida.
Búsqueda inútil de una acusación que justifique esa condena (55-59). El sumo sacerdote:
silencio de Jesús ante la mala fe (60-61a). Pregunta decisiva: su formulación
corresponde al título del evangelio (1,1, «Hijo de Dios», no «hijo de David»,
10,47.48; 12,35-37) (61b). Jesús declara ser ese Mesías y lo identifica con el
Hombre (8,31); afirma la realeza y condición divina de éste (a la derecha, d.
12,36) Y anuncia una venida que sus jueces van a presenciar, la destrucción de
Jerusalén (cf. 9,1; 13,30: «en esta generación"). Dios está con Jesús y en
contra de la institución que ellos representan (11,17; 12,9) (62). Acusación de
blasfemia (penada con la muerte). Unanimidad en la sentencia (63-64).
c) (14,65): La burla. Se desata el odio contra Jesús; se
ridiculiza su calidad de profeta (6,4) y la profecía que acaba de pronunciar.
Los subalternos siguen el ejemplo de sus jefes.
d) (14,66-72): El discípulo (Pedro). Se cumple la predicción
de Jesús (14,30). Triple negación: ruptura definitiva con un Mesías que no
ofrece resistencia (71). Desconsuelo de Pedro (72).
CAMINO DE GETSEMANÍ. PREDICE LA NEGACIÓN DE PEDRO. Mc 14,27-51.
(Mt 26,31-35; Lc
22,31-34; Jn 13.36-38).
27 Jesús les dijo:
-Todos vais a fallar,
como está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28Pero
cuando resucite iré delante de vosotros a Galilea.
29 Pero Pedro le
declaró:
-Aunque todos fallen,
yo no.
30Le dijo Jesús:
-Te aseguro que tú,
hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres.
31Pero él insistía
con vehemencia:
-Aunque tuviese que
morir contigo, jamás renegaré de ti. Y todos decían igual.
En Getsemaní.
Oración de Jesús. (Mt 26,26-46; Lc 22,39-46).
32Llegaron a una
finca llamada Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
-Sentaos aquí hasta
que termine de orar.
33Se llevó con él a
Pedro, a Santiago y a Juan y, dejando ver su profundo desconcierto y su
angustia, 34les dijo:
-Me muero de
tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos.
35Adelantándose un
poco, se dejó caeer a tierra, pidiendo que si era posible no le tocase aquel
momento.
36Decía:
-¡Abba! ¡Padre!, todo
es posible para ti; aparta de mi este trago; pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que quieres tú.
37Se acercó, los
encontró dormidos y dijo a Pedro:
-Simón, ¿estás
durmiendo? ¿No has tenido fuerzas para mantenerte despierto ni una hora?
38Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación: el espíritu es animoso,
pero la carne es débil.
39Se apartó de nuevo
y oró repitiendo las mismas palabras. 40Se acercó a ellos y de nuevo los
encontró dormidos, pues no conseguían tener los ojos abiertos; y no sabían qué
decirle.
41Se acercó por
tercera vez y les dijo:
-¿Todavía durmiendo y
descansando? ¡Basta ya, ha llegado el momento! Mirad, el Hombre va a ser
entregado en manos de los descreídos. 42¡Levantaos, vamos, que está cerca el
que me entrega!
El prendimiento
(Mt 26,47-56; Lc 22,47-53; Jn 18,2-12).
43Enseguida, mientras
aún estaba hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él una multitud
de gente con machetes y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los letrados y
los senadores. 44El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
-El que yo bese, ése
es: prendedlo y conducidlo bien seguro.
45Al llegar, se le
acercó en seguida y le dijo:
-¡Rabbí!
Y lo besó con
insistencia. 46Los otros le echaron mano y lo prendieron, 47pero uno de los
presentes tiró de machete e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole el
lóbulo de la oreja.
48 Intervino Jesús
diciéndoles:
-¡Con machetes y
palos habéis salido a capturarme, como a caza de un bandido! 49A diarion me
teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero que se cumpla la
Escritura.
50 Todos lo
abandonaron y huyeron.
El joven que
escapa.
51Lo acompañaba un
joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. 52Pero él,
soltando la sábana, huyó desnudo.
EXPLICACIÓN.
14,27-15,47. Segundo relato (forma narrativa): La pasión y
la muerte. Se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el
juicio ante el Consejo judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), la
ejecución de la sentencia (15,22-47).
27-52. Tríptico inicial: Getsemaní. La oración y el
prendimiento, enmarcados por la predicción de la huida de los discípulos
(14,27) y su cumplimiento (14,50) Y seguido de un breve colofón teológico
(14,51-52).
a) (14,27-31): Citando Zac 13,7 describe Jesús lo que va a
suceder (27). La muerte no interrumpirá su vida. Cita en Galilea, región
limítrofe con el mundo pagano (4,35; 5,1; 7,24.31; 8,22a); los discípulos
habrán de abandonar Jerusalén (el judaísmo y su expectación mesiánica
nacionalista), para empezar la misión universal; el Israel mesiánico, al
servicio de la humanidad (28). Presunción de Pedro, pretensión de superioridad
sobre los otros (29). Su defección será más grave; quien no «reniega de sí
mismo» (8,34) acaba renegando de Jesús; tres veces, de manera total y absoluta
(30). Pedro desmiente a Jesús: en caso necesario, está dispuesto a morir en la
lucha para instaurar el reino mesiánico; arrastra a los demás (cf. 1,36; 13,3)
a su postura, enfrentándolos a Jesús (31).
b) (14,32-42): Llegan a Getsemaní, todavía no al Monte de
los olivos (14,26) (32). Oración de Jesús e insolidaridad de los discípulos.
Los tres que habían sido testigos del poder de Jesús sobre la muerte (5,37) y
de su victoria sobre ella (9,2ss); debían estar preparados para aceptar la
muerte de Jesús y hacerla suya (32-33). Me muero de tristeza (lit, «tristísima
está mi alma, hasta la muerte»), cf, Sal 42,5.11; 43,5. La angustia se debe a
que Israel va a rechazar a un Mesías que muere (cf. 15,29-32) y va a condenarse
a la destrucción (cf. 12,9); amor a Israel (cf. 3,13) (34). Este trago o prueba
(lit. «esta copa», cf. 10, 38; 14,23); tentación de Jesús, deseo de una intervención
divina de poder que cambie la situación, pero acepta desde el principio lo que
el Padre decida. La muerte de Jesús va a ser la revelación de la debilidad de
Dios; su amor al hombre está a merced de la libertad humana; ante el rechazo de
Israel, Dios queda impotente; sin embargo, es el único plan posible, y Jesús lo
acepta (35-36). Falta de respuesta de los discípulos; dormir, no estar
dispuestos a la entrega; manteneos despiertos, el mandamiento (13,34.37); deben
asociarse a su oración para vencer la misma tentación. El espíritu es animoso,
posible alusión a las bravatas de Pedro (14; 29.31) (37-38). No podían mantener
los ojos abiertos, incomprensión (6,54; 8,25; cf. Éx 8,15.32; 9,7.34; 1 Sm 3,2)
(40). El Hombre va a ser entregado, cf. 9,31 (41).
c) (14,43-50): Una multitud, el pueblo sometido a los
dirigentes; se mencionan las tres categorías que constituían el Consejo (8,31;
11 ,27; 15,1) (43). Rabbí (cf. 9,5; 11,21, en boca de Pedro): Judas deseaba que
Jesús no rompiera con la tradición que legitima la injusticia (7,8-13); el beso
de Judas realiza el texto de Is 29,13 (Mc 7,6: «este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí») (44-45). Intento de defender a Jesús
con la violencia: no han orado (v. 38), sucumben a la tentación (47). El
prendimiento muestra la mala conciencia de las autoridades, que no se han
atrevido a detener a Jesús en público (cf. 14,1s) (48-49). Defección de todos
los discípulos (cf. 14,27) (50).
51-52. Colofón: El joven, en paralelo con el que aparece en
el sepulcro (16,5), es figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos
de sus enemigos su vida mortal (la sábana, cf. 15,46), pero sigue vivo y libre
(huyó desnudo). Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala
simbólicamente su desenlace (cf. 8, 31;
9, 31; 10, 34; 11,1; 14,27s).
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