domingo, 7 de agosto de 2011

ALGUNOS RASGOS DE MARCOS.

Mc sigue una exposición lineal bastante clara; su esquema se basa en una sucesión de hechos significativos que construyen un cuadro abreviado, pero coherente, de una realidad más extensa.
En Mc, la figura de Jesús no se expresa a través de discursos como el sermón del Monte (Mt 4,25-8,1; Lc 6,17-7,1); se va revelando en su acción y en sus respuestas ocasionales. En su vida no aparece un plan preconcebido, sino un intercambio continuo con la realidad que lo rodea, un diálogo de acción y de palabra. 

El propósito de Me es mostrar que Jesús es «el Hombre» ( el Hijo del hombre), es decir, que en él se realiza la plenitud humana, y que «el Hombre» es el Mesías Hijo de Dios, por oposición al Mesías Hijo de David de la expectación judía: la figura del verdadero Mesías no corresponde a la dibujada por la elucubración rabínica. El contraste entre las dos concepciones del Mesías se refleja en la oposición entre la universalidad del reinado de Dios (Mesías Hijo de Dios) y el particularismo judío (Mesías Hijo/sucesor de David), que esperaba la restauración de Israel en situación de privilegio respecto a los demás pueblos. Es continua la insistencia de Me sobre la universalidad del Reino y la consiguiente igualdad de todos los pueblos y hombres respecto a la salvación. Desaparece el privilegio de Israel y su calidad de pueblo escogido. De la antigua elección queda solamente el hecho de ser invitado al Reino en primer lugar, antes que las naciones paganas, pero debe aceptar su condición de igualdad con los demás pueblos, es más, ponerse al servicio de la humanidad entera.

A diferencia de Mareo, para quien la comunidad mesiánica, formada a partir de judíos y paganos, constituye el nuevo Israel, en cumplimiento de la promesa hecha a Abrahán, para Mc la comunidad mesiánica se compone de dos grupos: el de los seguidores procedentes del judaísmo, llamados «los discípulos» (cf. Is 53,13), que constituyen el Israel mesiánico (“los Doce»), y los seguidores, de origen judío o pagano, que no proceden del judaísmo. Mc distingue así una «Iglesia procedente de la circuncisión», de otra «procedente del paganismo», distinción que aparece más tarde en la tradición eclesiástica. Cada grupo conserva su identidad: mientras con los discípulos emplea Jesús conceptos tomados de la tradición del AT, no así con el grupo de los seguidores no israelitas. Es éste, representado por figuras como «la multitud» (3,32; 5,24b; 7,14; 8,34), «el chiquillo» (9,36s; 10,13- 16) o «los pequeños» (10,42), el que cumple las condiciones del seguimiento, y a través de él se trasmite el mensaje. 

Bajo su forma histórico-narrativa, la intención de Mc es teológica. Sus personajes son a menudo figuras representativas; así, por ejemplo, el leproso (1,39-45) representa a los marginados por la religión judía; el paralítico (2,1-13), a la humanidad pecadora. 

Las frecuentes prohibiciones de Jesús a los discípulos y a otros de que publiquen una curación o revelen su calidad mesiánica se deben, no al deseo de mantener ésta secreta, sino a la falta de comprensión de sus interlocutores, quienes asimilan su  mesianismo a la idea popular de un Mesías nacionalista y violento.


El texto actual de Me termina con un apéndice (16,9-20), que falta en los mejores mss. Su estilo no es de Marcos, y se inspira en relatos de Mateo y Lucas. A veces se encuentra otro apéndice más breve, que tampoco es auténtico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario