viernes, 26 de agosto de 2011

OTRO FINAL BREVE AÑADIDO AL EVANGELIO DE MARCOS.

Han anunciado en compendio todo lo que se prescribió a Pedro y sus compañeros. Después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, de oriente a occidente, el sagrado e incorruptible pregón de la salvación definitiva. Amén.

APÉNDICE. Mc 16,9-19.

UN FINAL AÑADIDO AL EVANGELIO DE MARCOS.

Aparición a María Magdalena y a dos discípulos. (Mt 28,9-10; Jn 20,11-18; Lc 24,13-35).

9 Jesús resucitó en la mañana del primer día de la semana y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. 10Ella fue a decírselo a los que habían estado con él, que estaban de duelo y llorando, 11pero ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, se negaron a creer.
12 Después se apareció por el camino, con aspecto diferente, a dos de ellos que iban a una finca. 13También éstos fueron a anunciárselo a los demás, pero tampoco a ellos los creyeron.

Misión de los discípulos y ascensión (Mt 28,16-20; Lc 24,36-53).

14 Por último se apareció Jesús a los once, estando ellos a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y su terquedad en no creer a los que lo habían visto resucitado.
15 Y añadió:
-Id por el mundo entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad. 16El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean, los acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún veneno, no les hará daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos.

19Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20Ellos se fueron a proclamar el mensaje por todas partes, y el Señor cooperaba confirmándolo con señales que los acompañaban.

ANUNCIO DE LA RESURRECCIÓN. Mc 16,1-8.

161 Transcurrido el día de precepto, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarlo. 2El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro ya salido el sol. 3Se decían unas a otras:
-¿Quién nos correrá la losa de la entrada del sepulcro?
4 Al levantar la vista observaron que la losa estaba corrida (y era muy grande).
5Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura blanca, y se quedaron completamente desconcertadas. 6Él les dijo:
-No os desconcertéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron. 7Y ahora, marchaos, decid a sus discípulos y, en particular, a Pedro: "Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os había dicho".
8 Salieron huyendo del sepulcro, del temblor y el espanto que les entró, y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.

EXPLICACIÓN.


1-8.  Epílogo: El nuevo día, Anuncio de la resurrección. Las mujeres (cf. 15,40) no la esperan; quieren sólo mostrar su cariño a Jesús embalsamando su cadáver (cf. 14,8). El primer día de la semana (lit. «el uno de la semana»), alusión a Gn 1,5: con la resurrección de Jesús comienza la creación definitiva (2). Como en 14,51s, el joven representa a Jesús mismo, ahora glorificado (color blanco, d. 9,3); sentado a la derecha (cf. 14,62): condición divina (5). Palabras del joven: ellas buscan al que habían tenido por Mesías davídico (Nazareno, cf. 1,24; 10,47), fracasado (crucificado); no hay fracaso, la vida ha vencido a la muerte (8,31; 9,31; 10,34). Encargo para los discípulos (seguidores procedentes del judaísmo), en particular para Pedro, que ha renegado de Jesús (14,30.72ss): abandonar Jerusalén y la expectación mesiánica judía, para comenzar la misión universal a partir de Galilea (14,28) (7). Las mujeres no transmiten el encargo. En la época en que Mc escribe, el grupo israelita de la comunidad aún no ha comprendido la universalidad de la misión (cf. 13,3s) (8). El mensaje se transmite, sin embargo, a través del otro grupo de seguidores (no israelitas), al que pertenece el evangelista.

jueves, 25 de agosto de 2011

CRUCIFIXIÓN Y MUERTE. Mc 15,22-47.

(Mt 27,33-36; Lc 23,32-49; Jn 19,17-30).

22 Lo llevaron al "lugar del Gólgota" (que significa el lugar de la Calavera") 23y le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo tomó. 24Lo crucificaron y se repartieron su ropa, echándola a suertes para ver lo que se llevaba cada uno.
25Era media mañana cuando lo crucificaron. 26El letrero con la causa de su condena llevaba esta inscripción: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
29 Los transeúntes lo insultaban y decían, burlándose de él:
-¡Vaya! ¡El que derriba el santuario y lo edifica en tres días! 30¡Baja de la cruz y sálvate!
31De modo parecido, los sumos sacerdotes, bromeando entre ellos en compañía de los letrados, decían:
-Ha salvado a otros y él no se puede salvar. 32¡El Mesías, el rey de Israel! ¡Que baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos!
También los que estaban crucificados con él lo ultrajaban.
33 Al llegar el mediodía, la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde.
34 A media tarde clamó Jesús dando una gran voz:
-¡Eloi, Eloi, lema sabaktani! (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
35 Algunos de los allí presentes, al oírlo, dijeron:
-Mira, está llamando a Elías.
36 Uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre la sujetó a una caña y le ofreció de beber, mientras decía:
-Vamos a ver si viene Elías a descolgarlo.
37 Pero Jesús, lanzando una gran voz, expiró, 38y la cortina del santuario se rasgó en dos de arriba abajo.
39 El centurión que estaba allí presente frente a él, al ver que había expirado de aquel modo, dijo:
-Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
40 Había también unas mujeres observando aquello de lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Pequeño y de José, y Salomé, 41que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían prestándole servicio; y además otras muchas que habían subido conél a Jerusalén.

La sepultura (Mt 27,57-61; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42).

42 Caída ya la tarde, como era Preparación, es decir, víspera de día de precepto, 43 fue José de Arimatea, distinguido consejero que también había esperado el reinado de Dios, y, armándose de valor, entró a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 44Pilato se extrañó de que ya estuviera muerto y, convocando al centurión, le preguntó si había muerto hacía mucho.
45 Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. 46Éste compró una sábana y, descolgando a Jesús, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca y rodó una losa contra la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.

EXPLICACIÓN.

22-47. Tercera sección: Crucifixión, muerte y sepultura. 

a) (15,22-24): Crucifixión. Jesús rechaza el vino drogado (cf. Prov 31,6s): da su vida voluntariamente y con plena conciencia (10,45; 14,22-24) (23). Reparto de la ropa: cita de Sal 22,19, que describe a un hombre llevado por sus enemigos al extremo del sufrimiento y de la humillación. 

b) (15,25-32): Media mañana, lit. «la hora tercia». Las burlas al rey de los judíos. Causa de la condena, la aducida en el juicio ante Pilato (15,2) (26). Bandidos, sin duda, rebeldes nacionalistas; se quiere identificar a Jesús con un subversivo; a su derecha, a su izquierda, los puestos de los seguidores de Jesús (10,40) (27). Algunos mensajes añaden el v. 28, tomado de Lc 22,37. «Porque os digo que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Lo tuvieron por un criminal». Insultos y burlas por parte de tres grupos: a) la gente que pasa repite la falsa acusación presentada ante el Consejo judío (14,58); éste fue sin duda el argumento usado por los sumos sacerdotes para poner al pueblo contra Jesús (15,11); le piden que muestre su poder para evitar la derrota; salvarse = poner la vida a salvo (cf. 8,35a) (29-30); b) los dirigentes no conciben que alguien pueda entregar la vida por amor a los hombres; los que detentan el poder sólo aceptarían a un Mesías que hiciese ostentación de poder; no conocen a Dios (cf. 14,33-36) (31-32a); c) los compañeros de suplicio (32b). Los tres grupos = la totalidad de Israel: los representantes del régimen, los que aceptan sus decisiones y los rebeldes exaltados; todos rechazan a un Mesías que da su vida sin defenderse con la violencia. 

c) (15,33): El mediodía, lit. «la hora sexta». Las tinieblas duran tres horas, aludiendo a los tres días de las que precedieron el éxodo de Egipto (Éx 10,21s): anuncian la liberación universal «"la tierra entera") y advierten a los que han condenado a Jesús de que se han enfrentado con Dios (Am 8,9s; Jr 15,8s). 

d) (15,34-41): Media tarde, lit. «la hora nona». La muerte. Grito de Jesús (Sal 22,2); se renueva su dolor de Getsemaní: el pueblo judío ve en su muerte un fracaso (15,29-32); no descubre en ella la revelación de Dios y va a la ruina. Dios mío, confianza plena (14,36: Abba); Dios ha respetado la libertad de los hombres y éstos no lo reconocen en su debilidad (33-34). Los presentes interpretan mal el grito o se burlan de Jesús; según la doctrina de los letrados (9,11), Elías debía preceder al Mesías y preparar su triunfo; ven o pretenden ver en el grito de Jesús la confesión de su fracaso y el deseo de ser liberado del suplicio. El vinagre, expresión del odio (Sal 69/68,22) (35-36). Nuevo grito de Jesús: la voz y la efusión del Espíritu (verbo expirar, gr. exepneusen), como en el bautismo (1,10s); ahora proceden de Jesús para la humanidad entera (37). La cortina del santuario = la humanidad de Jesús (cf. 14,58: el santuario no hecho por hombres): al morir deja patente (se rasgó, cf. 1,10: «rasgarse el cielo») a Dios en el Hombre (de arriba abajo) (38); el centurión, representante del mundo pagano, descubre a Dios en la muerte de Jesús; Hijo de Dios, cf. 1,1 (39). Las tres mujeres (primera mención en Mc) miran desde lejos (cf. 14,54, de Pedro): no se identifican con la muerte de Jesús. Los hijos de esta María (que no es la madre de Jesús), han sido mencionados en 6,3 como «hermanos» de Jesús. Otras mujeres presentes, pero no los discípulos (40-41). 


e) (15,42-47): El final del día, como en la cena (14,17); víspera de fiesta (cf. 14,12). En Mc, José de Arimatea, persona de alta posición y con cargo oficial, no es discípulo de Jesús, sino un judío piadoso que había estado esperando el reinado de Dios, concebido a la manera del judaísmo. Jesús había sido una esperanza, pero ésta había terminado con su muerte (rodó una losa). Últimos honores. Presencia de dos de las mujeres (cf. 15,40).

JUICIO ANTE PILATO. CONDENA A MUERTE. Mc 15,1-21.

15 1 Por la mañana los sumos sacerdotes, con los senadores, los letrados y el Consejo en pleno, prepararon su plan y, en seguida, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato lo interrogó:
-¿Tú eres el rey de los judíos?
Él le contestó:
-Tú lo estás diciendo.
3 Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato reanudó el interrogatorio:
-¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús no respondió nada, por lo que Pilato estaba sorprendido.
6 Cada fiesta solía soltarles un preso, el que ellos solicitaran. 7El llamado Barrabás estaba en la cárcel con los sediciosos que en la sedición habían cometido un asesinato. 8Subió la multitud y empezó a pedir que hiciera lo que solía. 9Pilato les contestó:
-¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir que les soltara mejor a Barrabás.
12 Intervino de nuevo Pilato y les preguntó:
-Entonces, ¿qué queréis que haga con ese que llamáis "el rey de los judíos"?
13 Ellos esta vez gritaron:
-¡Crucifícalo!
14 Pilato les preguntó:
- Pero, ¿qué ha hecho de malo?
Ellos gritaron más y más:
-¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.

La burla de los soldados. (Mt 27,27-31; Jn 19,2-3)

16 Los soldados lo condujeron al interior del palacio, es decir, a la residencia del gobernador, y convocaron a todo el batallón. 17Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espino que había trenzado 18y empezaron a hacerle el saludo:
-¡Salud, rey de los judíos!
19 Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían, arrodillándose, le rendían homenaje. 20Cuando terminaron la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo.
Simón de Cirene: El seguidor hasta el fin. (Mt 27,32; Lc 23,26)
21 A uno que pasaba, a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que llegaba del campo, lo forzaron a cargar con su cruz.

EXPLICACIÓN.

1-21. Segunda sección: El juicio ante el gobernador, Transición (15,1). Entrega al poder pagano (10,34). 

a) (15,2-5): Interrogatorio. La pregunta de Pilato sugiere que las autoridades judías acusaban a Jesús de sedicioso político (rey de los judíos). Jesús acepta el título, pero con cierta reserva; no puede explicar a Pilato su verdadero sentido (2). Silencio ante las acusaciones (cf. Is 53,7); era insólito que un acusado no se defendiese (3-5). 

b) (15,6-15): La sentencia de muerte. Barrabás; un asesino conocido (6-7). La multitud, la de los peregrinos de todo el país (8). Pilato sabe que Jesús gozaba de mayor popularidad entre la gente que entre las autoridades (11,18.32; 12,12.37), y que éstas veían en él un peligroso rival; de ahí su propuesta (9-10). Los jefes religiosos manipulan a la multitud y la ponen en contra de Jesús; prefieren al que representa la violencia (11). Insistencia del juez, que no ve causa para condenado; fanatismo de la multitud (14). Debilidad de Pilato, que traiciona su propia convicción; la crucifixión, pena capital infligida a los que actuaban «contra el pueblo romano». Se azotaba a los que iban a ser crucificados (15). 

c) (15,16-20): La burla. Los paganos ridiculizan la figura del rey Mesías esperado por los judíos. Desahogan en Jesús todo su desprecio por ese pueblo y sus expectativas de gloria. Parodia insultante de la investidura imperial.


d) (15,21): El seguidor. Uno que pasaba, como Jesús cuando llamaba a seguirlo (1,16; 2,14: «yendo de paso»); representa, por tanto, a un seguidor de Jesús que ejerce la misión; Simón (nombre griego y judío), oriundo del norte de África (no del país judío); cargar con la cruz (de Jesús y suya), cumpliendo la condición del seguimiento (8,34). Es figura del grupo de seguidores que no proceden de la institución judía (2,15: “descreídos/pecadores”; 3,32.34 y 4,10: “los en torno a él”; 5,24b, 7,14 y 8,34: “la multitud”); se contrapone a la figura de Pedro (Simón, 1,16.29.36; 3,16), el discípulo que, aferrado a la ideología del judaísmo, no acepta la muerte de Jesús y reniega de él. Alejandro, nombre griego; Rufo, nombre latino: los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el mundo entero (14,9).

JESÚS ANTE EL CONSEJO. Mc 14,53-72

(Mt 26,57-68; Lc 22,54-55.63-71; Jn 18,13-14.19-24).

53 Condujeron a Jesús ante el sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los senadores y los letrados.
54 Pedro lo siguió de lejos hasta el interior del atrio del sumo sacerdote y se quedó sentado entre los guardias, calentándose en la lumbre.
55 Los sumos sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte, pero no lo encontraban, 56pues, aunque muchos testimoniaban en falso contra él, sus testimonios no eran adecuados. 57Levantándose algunos, testimoniaban falsamente contra él diciendo:
58-Nosotros le hemos oído decir: "Yo derribaré este santuario, obra de manos humanas, y en tres días edificaré otro, que no será obra de manos humanas".
59 Pero tampoco así era adecuado su testimonio.
60 Entonces el sumo sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a Jesús:
-¿No respondes nada? ¿Qué significan estos cargos en contra tuya?
61 Pero él seguía callado y no respondía nada.
El sumo sacerdote reanudó el interrogatorio preguntándole:
-¿Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
62 Contestó Jesús:
-Yo soy. Y veréis al Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo.
63 El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
-¿Qué falta nos hacen ya testigos? 64Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Todos sin excepción pronunciaron sentencia de muerte.
65 Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, le daban golpes, diciéndole:
-¡Haz de profeta!
También los guardias lo recibieron a bofetadas.

Pedro reniega de Jesús (Mt 26,69-75; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)

66 Mientras Pedro estaba en el atrio llegó una criada del sumo sacerdote 67y, al ver a Pedro calentándose, se le quedó mirando y le dijo:
-También tú estabas con el Nazareno, con ese Jesús.
68Él lo negó diciendo:
-¡Ni sé ni entiendo lo que dices tú!
Salió fuera, al zaguán, y un gallo cantó. 69Pero la criada lo vio y esta vez se puso a decir a los presentes:
-Éste es uno de ellos.
70Él volvió a negarlo. Poco después, los presentes mismos se pusieron a decirle a Pedro:
-Seguro que eres de ellos, porque eres también galileo.
71Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
-¡No sé quién es ese hombre que decís!
72 Y, enseguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro recordó las palabras que le había dicho Jesús: "Ante que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres", y se echó a llorar.

EXPLICACIÓN.

53-72. Primera sección: El juicio ante el Consejo judío. Transición (14,53): El Consejo, autoridad suprema del pueblo. 

a) (14,54): Pedro. De lejos, adhesión a Jesús, pero sin aceptar ni hacer suyo su destino (8,31-33); aún espera Pedro una intervención divina que salve a Jesús de la muerte y le permita vencer a sus enemigos. 

b) (14,55-64): Juicio; condena a muerte preconcebida. Búsqueda inútil de una acusación que justifique esa condena (55-59). El sumo sacerdote: silencio de Jesús ante la mala fe (60-61a). Pregunta decisiva: su formulación corresponde al título del evangelio (1,1, «Hijo de Dios», no «hijo de David», 10,47.48; 12,35-37) (61b). Jesús declara ser ese Mesías y lo identifica con el Hombre (8,31); afirma la realeza y condición divina de éste (a la derecha, d. 12,36) Y anuncia una venida que sus jueces van a presenciar, la destrucción de Jerusalén (cf. 9,1; 13,30: «en esta generación"). Dios está con Jesús y en contra de la institución que ellos representan (11,17; 12,9) (62). Acusación de blasfemia (penada con la muerte). Unanimidad en la sentencia (63-64).

c) (14,65): La burla. Se desata el odio contra Jesús; se ridiculiza su calidad de profeta (6,4) y la profecía que acaba de pronunciar. Los subalternos siguen el ejemplo de sus jefes.


d) (14,66-72): El discípulo (Pedro). Se cumple la predicción de Jesús (14,30). Triple negación: ruptura definitiva con un Mesías que no ofrece resistencia (71). Desconsuelo de Pedro (72).

CAMINO DE GETSEMANÍ. PREDICE LA NEGACIÓN DE PEDRO. Mc 14,27-51.

(Mt 26,31-35; Lc 22,31-34; Jn 13.36-38).

27 Jesús les dijo:
-Todos vais a fallar, como está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28Pero cuando resucite iré delante de vosotros a Galilea.
29 Pero Pedro le declaró:
-Aunque todos fallen, yo no.
30Le dijo Jesús:
-Te aseguro que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres.
31Pero él insistía con vehemencia:
-Aunque tuviese que morir contigo, jamás renegaré de ti. Y todos decían igual.

En Getsemaní. Oración de Jesús. (Mt 26,26-46; Lc 22,39-46).

32Llegaron a una finca llamada Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
-Sentaos aquí hasta que termine de orar.
33Se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan y, dejando ver su profundo desconcierto y su angustia, 34les dijo:
-Me muero de tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos.
35Adelantándose un poco, se dejó caeer a tierra, pidiendo que si era posible no le tocase aquel momento.
36Decía:
-¡Abba! ¡Padre!, todo es posible para ti; aparta de mi este trago; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
37Se acercó, los encontró dormidos y dijo a Pedro:
-Simón, ¿estás durmiendo? ¿No has tenido fuerzas para mantenerte despierto ni una hora? 38Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación: el espíritu es animoso, pero la carne es débil.
39Se apartó de nuevo y oró repitiendo las mismas palabras. 40Se acercó a ellos y de nuevo los encontró dormidos, pues no conseguían tener los ojos abiertos; y no sabían qué decirle.
41Se acercó por tercera vez y les dijo:
-¿Todavía durmiendo y descansando? ¡Basta ya, ha llegado el momento! Mirad, el Hombre va a ser entregado en manos de los descreídos. 42¡Levantaos, vamos, que está cerca el que me entrega!

El prendimiento (Mt 26,47-56; Lc 22,47-53; Jn 18,2-12).

43Enseguida, mientras aún estaba hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él una multitud de gente con machetes y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores. 44El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
-El que yo bese, ése es: prendedlo y conducidlo bien seguro.
45Al llegar, se le acercó en seguida y le dijo:
-¡Rabbí!
Y lo besó con insistencia. 46Los otros le echaron mano y lo prendieron, 47pero uno de los presentes tiró de machete e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole el lóbulo de la oreja.
48 Intervino Jesús diciéndoles:
-¡Con machetes y palos habéis salido a capturarme, como a caza de un bandido! 49A diarion me teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero que se cumpla la Escritura.
50 Todos lo abandonaron y huyeron.

El joven que escapa.

51Lo acompañaba un joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. 52Pero él, soltando la sábana, huyó desnudo.

EXPLICACIÓN.

14,27-15,47. Segundo relato (forma narrativa): La pasión y la muerte. Se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el juicio ante el Consejo judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), la ejecución de la sentencia (15,22-47).

27-52. Tríptico inicial: Getsemaní. La oración y el prendimiento, enmarcados por la predicción de la huida de los discípulos (14,27) y su cumplimiento (14,50) Y seguido de un breve colofón teológico (14,51-52).

a) (14,27-31): Citando Zac 13,7 describe Jesús lo que va a suceder (27). La muerte no interrumpirá su vida. Cita en Galilea, región limítrofe con el mundo pagano (4,35; 5,1; 7,24.31; 8,22a); los discípulos habrán de abandonar Jerusalén (el judaísmo y su expectación mesiánica nacionalista), para empezar la misión universal; el Israel mesiánico, al servicio de la humanidad (28). Presunción de Pedro, pretensión de superioridad sobre los otros (29). Su defección será más grave; quien no «reniega de sí mismo» (8,34) acaba renegando de Jesús; tres veces, de manera total y absoluta (30). Pedro desmiente a Jesús: en caso necesario, está dispuesto a morir en la lucha para instaurar el reino mesiánico; arrastra a los demás (cf. 1,36; 13,3) a su postura, enfrentándolos a Jesús (31).

b) (14,32-42): Llegan a Getsemaní, todavía no al Monte de los olivos (14,26) (32). Oración de Jesús e insolidaridad de los discípulos. Los tres que habían sido testigos del poder de Jesús sobre la muerte (5,37) y de su victoria sobre ella (9,2ss); debían estar preparados para aceptar la muerte de Jesús y hacerla suya (32-33). Me muero de tristeza (lit, «tristísima está mi alma, hasta la muerte»), cf, Sal 42,5.11; 43,5. La angustia se debe a que Israel va a rechazar a un Mesías que muere (cf. 15,29-32) y va a condenarse a la destrucción (cf. 12,9); amor a Israel (cf. 3,13) (34). Este trago o prueba (lit. «esta copa», cf. 10, 38; 14,23); tentación de Jesús, deseo de una intervención divina de poder que cambie la situación, pero acepta desde el principio lo que el Padre decida. La muerte de Jesús va a ser la revelación de la debilidad de Dios; su amor al hombre está a merced de la libertad humana; ante el rechazo de Israel, Dios queda impotente; sin embargo, es el único plan posible, y Jesús lo acepta (35-36). Falta de respuesta de los discípulos; dormir, no estar dispuestos a la entrega; manteneos despiertos, el mandamiento (13,34.37); deben asociarse a su oración para vencer la misma tentación. El espíritu es animoso, posible alusión a las bravatas de Pedro (14; 29.31) (37-38). No podían mantener los ojos abiertos, incomprensión (6,54; 8,25; cf. Éx 8,15.32; 9,7.34; 1 Sm 3,2) (40). El Hombre va a ser entregado, cf. 9,31 (41).    

c) (14,43-50): Una multitud, el pueblo sometido a los dirigentes; se mencionan las tres categorías que constituían el Consejo (8,31; 11 ,27; 15,1) (43). Rabbí (cf. 9,5; 11,21, en boca de Pedro): Judas deseaba que Jesús no rompiera con la tradición que legitima la injusticia (7,8-13); el beso de Judas realiza el texto de Is 29,13 (Mc 7,6: «este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí») (44-45). Intento de defender a Jesús con la violencia: no han orado (v. 38), sucumben a la tentación (47). El prendimiento muestra la mala conciencia de las autoridades, que no se han atrevido a detener a Jesús en público (cf. 14,1s) (48-49). Defección de todos los discípulos (cf. 14,27) (50).

51-52. Colofón: El joven, en paralelo con el que aparece en el sepulcro (16,5), es figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos de sus enemigos su vida mortal (la sábana, cf. 15,46), pero sigue vivo y libre (huyó desnudo). Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala simbólicamente su desenlace (cf.  8, 31; 9, 31; 10, 34; 11,1; 14,27s).

LA PREPARACIÓN DE LA CENA. Mc 14,12-26.

(Mt 26,17-19; Lc 22,7-13).

12 El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron sus discípulos:
-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
13 El envío a dos de sus discípulos diciéndoles:
-Id a la ciudad, os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, 14y donde entre decidle al dueño: "El Maestro pregunta dónde está su posada, donde va a celebrar la cena de Pascua con sus discípulos". 15Él os mostrará un local grande, en alto, con divanes, preparado; preparádnosla allí.
16Salieron los discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

La cena: Denuncia de la traición. (Mt 26,20-25; Lc22,21-23; Jn13,21-30).

17Caída la tarde fue allí con los Doce. 18Mientras estaban reclinados a la mesa comiendo, dijo Jesús:
-Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar, uno que está comiendo conmigo.
19Dejando ver su pesadumbre, le preguntaban uno tras otro:
-¿Seré acaso yo?
20Repuso él:
-Es uno de los Doce, uno que está mojando en la misma fuente que yo. 21Porque el Hombre se marcha, según está escrito acerca de él, pero ¡ay del hombre ese que va a entregar al Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

La eucaristía (Mt 26,26-30; Lc 22,15-20; 1 Cor 11,23-25).

22Mientras comían cogió un pan, pronunció una bendición, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
23Y, cogiendo una copa, pronunció una acción de gracias, se la pasó y todos bebieron de ella. 24Y les dijo:
-Ésta es la sangre de la alianza mía, que se derrama por todos. 25Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba, nuevo, en el reino de Dios.
26Y después de cantar salieron para el Monte de los Olivos.

EXPLICACIÓN.

12-26. Primer relato (clave teológica). Tríptico en marcado por la preparación de la cena y la eucaristía; en el centro, la denuncia del traidor, en contraste con la figura de la mujer (14,3-9). 

a) (14,12-16): Nueva datación (cf. 14,1): víspera de Pascua (cf. 15,42). La iniciativa es de los discípulos (israelitas) (12). Jesús aprovechará la cena que ellos proponen para mostrarles cuál es la verdadera Pascua. Misión de dos discípulos a la ciudad, contrapuesta a la misión a «la aldea» (11,2). El agua del cántaro, alusión a la actividad de Juan, el que bautizaba con agua (1,8), como señal de enmienda; ante «la ciudad", centro de la institución, los discípulos han de proclamar ante todo la necesidad de ruptura con la injusticia del pasado (13). Pero Juan, precursor, lleva a Jesús: mi posada, el -fin de su camino (1,2); le Pascua verdadera; en alto, alusión a la cruz; preparada por parte de Jesús; preparádnosla: el discípulo ha de colaborar en la realización de la Pascua de Jesús, exhortando a «la ciudad» a la enmienda y proponiéndole un Mesías crucificado (14-15). Ejecución de las instrucciones (16). 

b) (14,17-21): Nuevo momento (d. 15,42). Los Doce se identifican con "los discípulos» de v. 14 (17). Compartir la comida, signo de amistad e intimidad. En la escena no se menciona el nombre del traidor, subrayando su carácter representativo (18). Inquietud de los discípulos (19). Entregar al Hombre, renunciar a todo valor humano e intentar suprimirlo; Judas, cómplice e instrumento de la institución, por miedo a perder su vida (14,11). Esa traición a sí mismo y al hombre en general es el fracaso total de la existencia (cf. 8,36) (21). Jesús conoce y acepta su próxima muerte. 


c) (14,22-26): No se mencionan elementos pascuales judíos. Jesús expresa la voluntariedad de su entrega y muerte. Al ofrecer su cuerpo (= su persona) invita a tomarlo a él y a su actividad como norma de vida (cf. Éx 24,6); él mismo da la fuerza (pan/alimento); no se indica que coman el pan (22). La sangre, la persona en cuanto entregada a la muerte (cf. 10,38, «el trago/copa»); beber, comprometerse, como Jesús a no desistir de la actividad salvadora (representada por el pan) por miedo a la muerte (8,34; 10,38.45; 13,37; 14,3); a este compromiso corresponde el don del Espíritu (cf. 1,10); la alianza mía sustituye para los discípulos (israelitas) a la del Sinaí (cf. 2,19s, «el esposo/novio»); su sangre sella la alianza (Éx 24,8) (23). No basta ya el fruto de la antigua vid/Israel (12,1ss.29-31: los dos mandamientos); el vino/amor nuevo (2,21), expresado en el mandamiento de Jesús (13,34.37), será la entrega de sus seguidores (8,34s); en el reino de Dios: Jesús estará presente en la misión y en la eucaristía de la nueva comunidad (1,15; 9,1; 10, 15s) (25). El Monte de los Olivos, el estado glorioso (13,3), meta de Jesús y de los suyos que lo sigan en el compromiso (11,1) (26).

martes, 16 de agosto de 2011

DESENLACE: PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN (14,1-16,8). Propósito de las autoridades. Mc 14,1-11

(Mt 26,1-5; Lc 22,1-2; Jn 11,45-53).

14   1Dos días después se celebrarán la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando cómo darle muerte prendiéndolo a traición, 2porque decían:
-Durante las fiestas, no, no vaya a haber un tumulto en el pueblo.

Unción en Betania. (Mt 26,6-13; Jn 12,1-8)

3Estando él en Betania reclinado a la mesa en casa de Simón el leproso, llegó una mujer llevando un frasco de perfume de nardo auténtico de mucho precio; quebró el frasco y se lo fue derramando en la cabeza. 4Algunos comentaban indignados:
-¿Para qué se ha malgastado así el perfume? 5Podía haberse vendido ese perfume por más de trescientos denarios de plata y habérselo dado a los pobres.
Y le reñían. 6Pero Jesús replicó:
-Dejadla, ¿por qué la molestáis? Una obra excelente ha realizado conmigo; 7porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis hacerles bien cuando queráis; a mí, en cambio, no me vais a tener siempre. 8Lo que recibió, lo ha llevado a la práctica: de antemano ha perfumado mi cuerpo para la sepultura. 9Os aseguro que en cualquier parte del mundo entero donde se proclame esta buena noticia, se recordará también en su honor lo que ha hecho ella.

Traición de Judas (Mt 26,14-16; Lc 22,3-6)

10Judas Iscariote, aquel que era uno de los Doce, acudió a los sumos sacerdotes para entregárselo. 11Ellos, al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él andaba buscando cómo entregarlo y el momento oportuno.

EXPLICACIÓN.

14,1-16,8. Tercer período: Pasión, muerte, resurrección. Después de un tríptico introductorio (14,1-11), dos relatos en paralelo, que se sitúan el mismo día (14,12) para mostrar la misma realidad bajo dos aspectos. El primero (14,12-26) expone en clave teológica la voluntariedad y el sentido de la entrega de Jesús (eucaristía); el segundo (14,27-15,47) describe su entrega en forma narrativa. El anuncio de la resurrección (16,6-8) constituye el epílogo.

1-11. Tríptico introductorio, enmarcado por la decisión de los dirigentes (12,1-2) y la traición de Judas (14,10-11). Plan para matar a Jesús (1-2) y reacciones: identificación con su muerte o incomprensión (3-9) y traición y entrega (10-11).

a) (14,1-2): Temor de los dirigentes al pueblo (7,6: 11, 32; cf. 11,18; 12,12.37, la multitud, favorable a la enseñanza de Jesús en el templo). Durante las fiestas, cuando la afluencia de peregrinos era grande.

b) (14,3-9): La mujer y los que protestan de su acción representan dos actitudes dentro de la comunidad de Jesús ante su muerte inminente. La mujer es figura del perfecto seguidor, que responde a la muerte de Jesús con su disposición a dar la vida como él (cumplir su mandamiento, 13,34.37). Simbolismo nupcial: el perfume de nardo, símbolo del amor de la esposa (Cant  1,12; cf. Mc 2,19.20: el novio/esposo); quebrar el frasco, amor dispuesto a dar la vida (8,34s); este amor de los seguidores unge la cabeza de Jesús, es decir, reconoce y confirma su realeza, que va a ser proclamada en la cruz (15,26); los verdaderos seguidores son los que aceptan como rey a Jesús crucificado. Contraste con la escena de Getsemaní (14,32-42) (2-3). Los que niegan valor al gesto de la mujer, lo niegan a la muerte de Jesús: malgastar gr. apóleia, en relación con el «perder la vida» que entra en el compromiso del seguidor (8,35). Los que riñen a la mujer ven en la muerte sólo un caso; mantienen la distancia entre ellos y los pobres. Precio del perfume: interpretan mal una frase anterior de Jesús (10,21), como si la limosna fuese el remedio de la pobreza; dispuestos a dar cosas, pero no su persona; la verdadera ayuda a los pobres está en la entrega por ellos hasta el fin (10,45: «rescate») (4-5). Jesús defiende a la mujer. La comunidad tendrá siempre a los pobres con ella y podrá ayudarles comparo tiendo con ellos (cf. 6,37ss; 8,5ss), pero Jesús espera una respuesta de los suyos antes de su muerte (6-7). El amor de la mujer, semejante al de Jesús, asegura la incorruptibilidad de éste, su presencia en la comunidad después de su muerte. Único homenaje digno de la muerte de Jesús (8). Tal calidad de seguimiento es parte de la buena noticia. Misión universal (9).


c) (14,10-11): Judas no ha sido nombrado desde 3,19 (lista de los Doce). Uno de los Doce, un miembro del Israel mesiánico. La acción de Judas es paradigma de la de la multitud judía, que, habiendo mostrado su simpatía por Jesús (11,18; 12,12.37), nunca ha aceptado sus valores e, incitada por los sumos sacerdotes, pedirá su muerte (15,11s). Al darse cuenta de la inevitable suerte de Jesús, Judas busca la seguridad poniéndose del lado del más fuerte (oportunismo), insensible a la injusticia de la institución a la que acude. Quiere poner a salvo su vida dando a cambio la de Jesús (8,35). La institución lo acepta (dinero).

RESPUESTA DE JESÚS. LA RUINA DE JERUSALÉN NO ANUNCIARÁ LA RESTAURACIÓN, DARÁ COMIENZO AL PROCESO LIBERADOR. Mc 13,5-37.

(Mt 24,4-8; Lc 21,8-11).

5 Jesús se puso a decirles:
-¡Cuidado con que nadie os engañe!
6Llegarán muchos diciendo en nombre mío que yo soy y extraviarán a muchos.
7En cambio, cuando empecéis a oír estruendo de batallas y noticias de batallas, no os excitéis; tiene que suceder, pero todavía no es el fin.
8Es decir, se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: eso es el principio de los dolores.

La misión: Persecución y fidelidad (Mt 24,9-14; Lc 21,12-19)

9Y vosotros, ¡cuidado con vosotros mismos! Os entregarán a consejos judíos y os apalearán en sinagogas, y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por causa mía, como prueba contra ellos, 10pues primero tiene que proclamarse la buena noticia a todas las naciones.
11Cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis por lo que vais a decir, sino aquello que se os comunique en aquella horas, decidlo, pues no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
12Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir, 13y seréis odiados de todos por razón de mi persona. Pero aquel que resista hasta el fin ése se salvará.

La ruina de Jerusalén: No habrá señal salvadora (Mt 24,15-28; Lc 21,20-24).

14Cuando veáis que el execrable devastador ha puesto el pie donde no tiene que hacerlo -téngalo presente el lector-, entonces, los que estén en Judea huyan a los montes, 15el que esté en la azotea no baje ni entre para coger algo de su casa, 16y el que esté en el campo no vuelva atrás para coger su manto.
17¡Pobres las que estén encinta o criando en aquellos días!
18Pedid que no suceda en invierno.
19Porque aquellos días serán una angustia tal como no la ha habido desde el principio de la humanidad que Dios creó hasta ahora, no la habrá nunca más.
20Y si el Señor no hubiese acortado los días, no se salvaría ningún mortal, pero por los elegidos que él eligió ha acortado los días.
21Y entonces, si alguien os dice: "Mira, aquí está el Mesías, míralo allí", no lo creáis, 22porque surgirán mesías falsos y profetas falsos y ofrecerán señales y prodigios que desviarían, si fuera posible, a los elegidos.
23¡Y vosotros, cuidado!, os lo he predicho todo.

El proceso liberador en la historia, fruto de la misión. (Mt 24,29-31; Lc 21,25-28).

24Ahora bien, en aquellos días, después de aquella angustia, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, 25las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que están en el cielo vacilarán, 26 y entonces verán llegar al Hombre entre nubes, con gran potencia y gloria, 27y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, del confín de la tierra al confín del cielo.

La ruina de Jerusalén: Su momento. (Mt 24,32-35; Lc 21,29-33).

28De la higuera, aprenden el sentido de la parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros: cuando veáis que esas cosas están sucediendo, sabed que está cerca, a las puertas.
30 Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo eso se cumpla.
31El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

La misión de la comunidad: Entrega plena (Mt 24,36-44).

32En cambio, en lo referente al día aquel o la hora, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, únicamente el Padre.
33¡Andaos con cuidado, ahuyentad el sueño, que no sabéis cuándo va a ser el momento! Es como un hombre que se marchó de su país: dejó su casa, dio a los siervos su autoridad -a cada uno su tarea- 34y en especial al portero le mandó mantenerse despierto.
35Por tanto, manteneos despiertos, que no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa -si al oscurecer o a media noche o al canto del gallo o de mañana-, 36no sea que, al llegar de improviso, os encuentre dormidos.
37Y lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: manteneos despiertos.

EXPLICACIÓN.

5-37. Respuesta de Jesús. En cada parte de la respuesta se distinguen dos unidades: en la primera responde Jesús a un aspecto de la pregunta de los discípulos; en la segunda trata de la misión.

a) (13,5-13): Primera unidad (5-8): Jesús deshace el presupuesto de los discípulos de que el desastre significa la inminencia «del fin» (la restauración mesiánica, «la idea humana»). Aviso inicial (5b). Cuando comience la guerra habrá mensajes proféticos (cf. Jr -11,21; 14,4s; 23,25; Zac 13,3) falsos en el grupo de discípulos, atribuyendo a Jesús (yo soy, cf. Éx 3,14; Dt 32,39; Is 43,10s; 52,6s, de Dios que va a salvar) el papel Mesías davídico que ha de salvar la situación (6). Peligro para los discípulos (no os excitéis, entusiasmo), que, como lo ha mostrado la pregunta participan de esa ideología. El inevitable (tiene que suceder) desastre no será el fin (7), sino el principio de los dolores en el parto de humanidad nueva. Terremotos, figura del terror producido por la rapidez de la invasión al 2,10; Jr 49,20ss; 51,28ss); hambre, consecuencia la guerra. La salvación no se realizará por un cambio brusco de la situación, sino por una maduración lenta (8).

Segunda unidad (9-13): Actitud del discípulo en la persecución. Aviso inicial (9). Persecución por parte de sus connacionales a causa de su ruptura con los ideales judíos, manifestada en la misión entre los paganos. Ser entregado, correlativo de «entregarse» (4,29; 8,34: «cargar con la cruz»), Tribunales judíos (consejos) y paganos (reyes y gobernadores, cf. 10,42), como a Jesús (10,33s; 14,55; 15,1); os apalearán, cf. 12,3.5. La salvación/maduración de la humanidad se irá realizando mediante la proclamación de la buena noticia a todas las naciones (10). Los poderes son enemigos del hombre y del mensaje; la persecución lo prueba (como prueba contra ellos); primero: la proclamación al mundo entero (14,9) es condición para «el fin» (cf. v. 7). La hora, la pasión del discípulo; con el Espíritu, ellos denunciarán la persistente infidelidad de Israel (11). El odio originado por la ideología rompe los vínculos de sangre. Tendrán que afrontar las rupturas más dolorosas. La constancia en la entrega llevará al discípulo a su plena maduración (fin individual, salvación) (cf. 8,35) (12-13).

b) (13,14-27): Primera unidad (14-23): Jesús invalida el otro presupuesto de los discípulos: no habrá señal salvadora (cf. 8,12). El execrable devastador (cf. Dn 9,27; 11,31; 12,11), el ejército romano que invade la tierra (cf., de otras invasiones, Jr 4,7; 7,1-10.34; 22,5; 32; 25,18) destinada por Dios a Israel (donde no tiene que hacerlo). Aviso al lector: atención a los sucesos, para huir a tiempo (14). Exhortación (15-16): fuga sin demora (como de Babilonia, Is 48,20; Jr 51,6.45; como de Sodoma (Gn 19,17; cf. Dt 29,21-24) no hay esperanza de salvación para Jerusalén. Centro (17-20): La ruina. Compasión de Jesús por los débiles; se destruye la esperanza de vida (2 Re 15,16; Os 14,1; Am 1,13; Sal 137,8s: crueldad con las embarazadas y con los niños) (17); con la oración (no con la resistencia), los discípulos han, de solidarizarse con las víctimas inocentes (18). El desastre no tendrá Igual  en la historia (Dn 12,1); su gravedad no se debe sólo a su crueldad, como sobre todo al valor de lo que se destruye: una historia de salvación acaba en la ruina la infidelidad definitiva aniquila el pasado de Israel (12,6-9); es «el principio de los dolores» (13,8) (19). Los elegidos, los israelitas fieles, a los que Dios salva la vida (Dt 4,40; 6,2.24; 8,1; 11,8s) (20). Exhortación (21-22), previniendo contra las falsas esperanzas de salvación, que podrían tentar a los discípulos y provocar su separación de Jesús; profetas falsos Jr 33,7.8.11.16; 35; 36), que prometen, liberación y pretenden legitimar a los falsos mesías (22). La predicción está completa; no habrá señal salvadora (23).

Segunda unidad (24-27): se describe el proceso liberador en la historia después de la caída de Jerusalén. Continúan «los dolores» del parto (13,7) de la humanidad nueva. La conmoción cósmica, recurso literario de los profetas para indicar la caída de un poder opresor, que produce un viraje en la historia (Is  13, Babilonia; 34, Edom; Jr 4,20-23; Ez 32,7s, Egipto; JI 2,10; 3,4; 4,15; Am 8,9). Sol y luna, las divinidades paganas (Dt 4,19s; 17,3; Jr 8,2; Ez 8,16): los valores representados por ellas pierden su brillo (24); los poderes políticos opresores del hombre legitimados por ellas, que se atribuían dignidad divina (estrellas, cf. Is 14,12-14; 24,21; Dn 8,10; potencias que están en el cielo, opuestas «al Padre que está en el cielo», 11,25) van vacilando y cayendo (25). Llegada iterada del Hombre a lo largo la historia (la primera vez la ruina de Jerusalén, 14,62): cada caída de un poder opresor es un triunfo del Hombre, percibido por los mismos opresores (14,62); entre nubes, verdadera condición divina, la del Hombre; la llegada equivale a la de Dios mismo (Sal 89/88,7; 68/67,34); potencia, fuerza que da vida (12,24;14,62); gloria, realeza, la del Padre (8,38) (26). Reúne (cf. 4,29) a sus elegidos (por oposición a los de la antigua alianza, vv.20.22), los que «han resistido hasta el fin» (13,13; cf. 10,38s) en la misión, el nueva pueblo (12,9.10s) o nueva humanidad, de origen judío o pagano (los cuatro vientos, cf. Dt 28,64; 30,4), para integrarlos en la comunidad definitiva, «el fin» (13,7.13: «se salvará»), el reino de Dios y del Hombre (27).

c) (28-37): Primera unidad (28-31): respuesta a la cuestión del «cuándo» (v. 4). Ante todo, la ruina tiene un aspecto positivo. La parábola es la de 12,1-9; en 12, se anuncian al mismo tiempo destrucción aspecto negativo) y paso del Reino a otros pueblos (aspecto positivo); higuera nueva y viva (cf. 11,13.20); las ramas (cf. 4,32, del reino de Dios); las hojas (cf. 11,13); el verano, tiempo de la cosecha (cf. 4,29, del hombre nuevo) (28). Así también vosotros (cf. 7,17, de la incomprensión) (29). La destrucción de Jerusalén y la entrada de los paganos en el reino tendrán lugar dentro de la misma generación (cf. 9,1); generación, la del Mesías, infiel como la del desierto (8,12.38; 9,19; Dt 2,5.20; Sal 95,10) (30). Certeza (31).


Segunda unidad (32-37). Introducción: El día, la llegada del Hombre (13,26), la salvación (13,27: el Reino definitivo); la hora, la de la pasión del discípulo (13,11: ayuda divina, el Espíritu); ambos, acontecimientos no únicos, sino iterados, constituyen el «fin de cada discípulo 3,13); nadie entiende, a nadie competen más que al Padre; toca a él solo reivindicar al Hijo y a sus seguidores ante los perseguidores (cf. 2,36); confianza en su amor (Padre, nombre de Dios en la comunidad cristiana; cf. 13,19: «Dios», el Creador, referido a la humanidad entera; 13,20.22: «el Señor» = Yahvé, a la antigua alianza) (32). Lo que toca a los discípulos es cumplir con su tarea. Analogía: un hombre... de viaje, cf. 12,1; su casa/hogar, cf. 2,15; 9,33b; 10,10, la nueva comunidad, compuesta de los dos grupos de seguidores; los siervos, para rescatar a los  que sufren la opresión (cf. 10,44.45); su autoridad, el Espíritu (2,10), para borrar el pasado (2,5) y comunicar vida (2,10ss); su tarea, modo personal de ejercer el servicio (33). El portero, la comunidad en cuanto ha de abrir las puertas a los paganos (cf. 13 ,29: «a las puertas»); mantenerse despierto, aceptar y hacer propia la actitud de Jesús ante la persecución y la muerte, que aparece como un fracaso (cf. 14,34.37s; 3,9-13; 8,34: «renegar de sí mismo, cargar con su cruz»). Esta entrega por amor a la humanidad es el mandamiento de Jesús (le mandó; cf.10, 3.5), que sustituye a los de la antigua alianza (12,29-31) (34). El señor de la casa (cf. 12,9: «el señor/dueño de la viña»), función divina de Jesús, el Hombre; al oscurecer, etc., las cuatro partes en que los romanos dividían la noche (cf. 6,48); contexto de misión universal (13,10; 4.9); de improviso, no hay tiempo para cambiar de actitud.(v. 33: “no sabéis” el momento de la persecución); dormidos, la fidelidad de los discípulos, en peligro (cf. 14,37.40.41) (35-36). El mandamiento vale para todos sus seguidores, tanto los discípulos, israelitas (vosotros) como para los no israelitas (todos) (37).

INTRODUCCIÓN AL DISCURSO. PREGUNTA DE LOS DISCÍPULOS. Mc 13,3-4.

(Mt 24,3: Lc 21,7)

3Mientras estaba sentado en el Monte de los Olivos, enfrente del templo, le preguntó aparte Pedro, con Santiago, Juan y Andrés:
-Dinos cuándo van a ocurrir esas cosas y cuál va a ser la señal, cuando esto esté tocando todo a su fin.

EXPLICACIÓN.


3-4. Pregunta: En el Monte de los Olivos, figura del estado glorioso definitivo (sentado) de Jesús, después de su pasión y muerte (11,1; 14,25; cf. Ez 11,23). Sigue enfrentado con el templo explotador (cf. 11,2; 12,41; Zac 14,4). Mc va a insertar, pues, un dicho profético de Jesús al grupo de discípulos, comunicado después de su muerte (en el discurso no hay mención de ésta ni de la resurrección, pertenecen al pasado). Pedro arrastra a los demás (1,36; 8,29; 9,5; 10,28; 14,29); primer subgrupo de los Doce (los tres primeros, cf. 3,16s; 5,37; 9,2); Andrés representa al segundo subgrupo (3,18); el tercero, Judas, después de la resurrección, ya no está. Los cuatro representan, por tanto, a todos los discípulos (israelitas) de Jesús después de la resurrección (3). Urgencia (Dinos). Quieren saber el momento del desastre anunciado (13,2); creen que la situación extrema será anuncio del cambio de época y del reino mesiánico (el fin; tocar a su fin, Dn 8,13; 9,27; 11 ,31) Y esperan una señal (cf. 8,11.12, de los fariseos) de la intervención divina salvadora (cf. Dn 9,24; 12,1-7). Los discípulos conservan su ideal de gloria nacional (8,33: «la idea humana») aun después de la resurrección (cf. Hch 1,6); no comprenden, a pesar de la muerte de la higuera (11,20), de la parábola (12,9) y de la predicción anterior (13,2) (4).

VIII. EL GRUPO CRISTIANO EN LA HISTORIA. Predicción de la ruina del templo. Mc 13,1-2.

(Mt 24,1-2; Lc 21,5-6).

13   1Mientras se alejaba del templo uno de sus discípulos le dijo:
-Maestro, ¡mira qué sillares y qué edificios!
2Jesús le dijo:
-¿Ves esos grandes edificios? No dejarán ahí piedra sobre piedra que no derriben.

EXPLICACIÓN.

1-37. Octava sección: Una predicción inicial (1-2) da pie a una pregunta de los discípulos (3-4). Respuesta de Jesús, dividida en tres partes (5-13.14-27.28-37).


1-2. Predicción: Jesús abandona definitivamente el templo. Un discípulo, exponente de los ideales de todos ellos, ve encarnada en los edificios la gloria de la nación judía, con cuyo ideal se identifica (1). Pero la gloria de Israel no está en edificios, sino en la fidelidad a Dios (11,17; 12,1ss): el esplendor aparente es debilidad; Jesús anuncia la total destrucción (cf. Miq 3,9-12; Jr 7,11s) (2).

DONATIVOS AL TEMPLO. LA VIUDA POBRE. Mc 12,41-44.

(Lc 21,1-4).

41Se sentó enfrente de la Sala del Tesoro y observaba cómo la gente iba echando monedas en el tesoro; muchos ricos echaban en cantidad. 42Llegó una viuda pobre y echó dos ochavos, que hacen un cuarto. 43Convocando a sus discípulos, les dijo:
-Esa viuda pobre ha echado en el tesoro más que nadie, os lo aseguro. 44Porque todos han echado de lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía, todos sus medios de vida.

EXPLICACIÓN.


41-44. Perícopa final de la sección: Se contrapone al tríptico inicial (11,17: dinero, explotación del pueblo). La viuda, miembro débil de la sociedad (12,40), representa al Israel fiel (cf.  Jr 51,5), que, en medio de esa realidad corrompida, ama a Dios como absoluto (44: todo, todos, cf. 12,30). Jesús convoca a los discípulos, que no habían aceptado su exigencia de dejar la riqueza (10,23-26). No son los ricos de Israel quienes valen a los ojos de Dios, sino los que ponen su confianza en él y no en el dinero. Esta confianza equivale a la del discípulo (10,21: «tendrás en Dios tu tesoro»), La viuda, antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero (44).

EL LETRADO: EL PRINCIPAL MANDAMIENTO. Mc 12,28-40

(Mt 22,34-40; Lc 10,25-28)

28Se le acercó un letrado que había oído la discusión y notado lo bien que respondía, y le preguntó:
-¿Qué mandamiento es el primero de todos?
29Respondió Jesús:
-El primero es: "Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor; 30amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". 31 El Segundo, éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay ningún mandamiento mayor que éstos.
32El letrado le dijo:
-Muy bien, Maestro, es verdad lo que has dicho, que es uno solo y que no hay otro fuera de él; 33y que amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo supera todos los holocaustos y sacrificios.
34Viendo Jesús que había respondido inteligentemente, le dijo:
-No estás lejos del reino de Dios.
Y ya  nadie se atrevía a hacerle más preguntas.

Doctrina de los letrados. El hijo/sucesor de David. (Mt 22,41-46; Lc 20,41-44).

35Mientras enseñaba en el templo, abordó Jesús la cuestión preguntando:
-¿Cómo dicen los letrados que el Mesías es sucesor de David? 36David mismo, movido por el Espíritu Santo dice:
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
mientras hago de tus enemigos estrado de tus pies (Sal 110,1).
37 David mismo lo llama Señor;  entonces, ¿de dónde sale que es sucesor suyo?
La multitud, que era grande, disfrutaba escuchándolo.

Conducta de los letrados (Mt 23,1-36; Lc 20,45-47).

38Entre lo que enseñaba, dijo:
-¡Cuidado con los letrados! Esos que gustan de pasarse con sus vestiduras y de las reverencias en la calle, 39de los primeros asientos en las sinagogas y de los primeros puestos en los banquetes; 40esos que se comen los hogares de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia muy severa.

EXPLICACIÓN.

28-40. Tercer tríptico: Jesús y los letrados.

a) (12,28-34): Un letrado fariseo. Busca solución a una discusión de escuela (28). Respuesta de Jesús: En el AT no había un sólo mandamiento principal, sino dos: el amor/fidelidad a Dios era inseparable del amor/lealtad al hombre. Dios era el valor absoluto (con todo tu corazón, etc.), el hombre, relativo (como a ti mismo). Tal era el llamamiento hecho a Israel en la antigua alianza (Escucha, Israel, cf. Dt 6,4s), que los dirigentes han traicionado con su explotación del pueblo (11,17) (29-31). El ideal de amor propio del Reino será propuesto en la institución de la eucaristía (14,22-25; d. 10,45; 13,37). El letrado afirma la precedencia de estos dos mandamientos sobre los preceptos cultuales, que pretendían honrar solamente a Dios (32-33). Quien está por el bien del hombre no está lejos del Reino (cf. 1,15: enmienda). Invitación implícita de Jesús. El letrado no da su adhesión a Jesús. Teoría sin práctica (34).


b) (12,35-37): Doctrina de los letrados sobre el Mesías. Desde la entrada en Jerusalén y la aclamación mesiánica de la multitud (11,9s), estaba pendiente la cuestión del mesianismo de Jesús. Ataca la doctrina de los letrados. El Mesías no es hijo/sucesor de David (cf. 10,47s), sino su Señor (cf. 11,3). Es decir, David no es modelo para el Mesías ni el reino de éste va a limitarse a Israel. Jesús rechaza el mesianismo davídico, el de un rey guerrero y victorioso, fomentado por la enseñanza oficial (letrados). La restauración del trono de David y la hegemonía de Israel sobre los demás pueblos no son más que una ilusión y son incompatibles con el designio universal de Dios (cf. 8,33: <<la idea de Dios>>; 3,14, Israel, al servicio de los demás pueblos).

c) (12,38-40): Praxis de los letrados, su ambición de honor y dinero. Deseo de prestigio y preeminencia (38); quieren ser siempre primeros (39; cf. 9,35; 10,44). Utilizan la religión para explotar a los débiles (cf. 7,6) (40).

LA RESURRECCIÓN: EL MATERIALISMO SADUCEO. Mc 12,18-27.

(Mt 2,23-33; Lc 20,27-40)

18 Se le acercaron unos saduceos, esos que dicen que no hay resurrección, y le propusieron este caso:
19-Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". Había siete hermanos: el primero se casó y murió sin dejar hijos; 21el segundo se casó con la viuda y murió también sin tener hijos; lo mismo el tercero, 22y ninguno de los siete dejó hijos. Por último, murió también la mujer. 23En la resurrección, ¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?
24 Les contestó Jesús:
-Precisamente por eso estáis equivocados, por no conocer la Escritura ni la fuerza de Dios. 25Porque, cuando resucitan de la muerte, ni los hombres ni las mujeres se casan, son como ángeles del cielo. 26Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios?: Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". 27 No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.

EXPLICACIÓN.


18-27. Centro de la sección: El materialismo, pecado saduceo (cf. 10,1-12, el pecado fariseo), es decir, de la aristocracia civil (senadores) y religiosa (sumos sacerdotes) (8,31; 11,27). Rechazaban la tradición oral propugnada por los fariseos (7,5.8.l3), y no veían en la Escritura la noción de una vida después de la muerte; su horizonte era esta vida, y en ella procuraban mantener su posición de poder y de privilegio (18). Los fariseos concebían la futura resurrección como una continuación de la vida mortal; los saduceos, con su ejemplo, quieren ridiculizar la doctrina farisea (19-23). Respuesta de Jesús: Los dirigentes del templo y de la nación ignoran la Escritura y no conocen a Dios, el dador de vida (fuerza, cf. 5,30) (24). Contra la doctrina farisea, distingue Jesús la condición del hombre en esta vida y después de la muerte: entonces la vida no se transmite por generación humana, se recibe directamente de Dios (los ángeles = «los hijos de Dios»). Habla además de la resurrección en presente, no en futuro como los fariseos (25). Prueba la vida después de la muerte por medio de la Escritura: los patriarcas, ya resucitados; el Dios fiel no deja que perezcan los que él ha amado (26s).

domingo, 14 de agosto de 2011

LOS DIRIGENTES DISCUTEN LA AUTORIDAD DE JESÚS. Mc 11,27-12,17

(Mt 21,23-27; Lc 20,1-8)

27Llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores 28y le preguntaron:
-¿Con qué autoridad actúas así?, o sea, ¿quién te ha dado la autoridad para actuar así?
29Jesús les contestó:
-Os vaya hacer una pregunta; contestádmela y os diré con qué autoridad actúo así. 30El bautismo aquel de Juan, ¿era cosa de Dios o cosa humana? Contestadme.
31 Ellos razonaban, diciéndose unos a otros:
-Si decimos «de Dios», dirá: «Y, entonces, ¿por qué no le creísteis ?»; 32pero si decimos «cosa humana»… (Tenían miedo del pueblo, porque todo el mundo pensaba que Juan había sido realmente un profeta.) 33Y respondieron a Jesús:
-No lo sabemos.
Jesús les replicó:
-Pues tampoco yo os digo con qué autoridad actúo así.

Parábola de la viña y los labradores (Mt 21,33-46; Lc 20,9-19)

12  1Entonces se puso a hablarles en parábolas:
-Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de su país.
2A su tiempo envió a los labradores un siervo, para percibir de ellos su tanto de la cosecha de la viña. 3Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron de vacío. 4Entonces les envió otro siervo; a éste lo descalabraron y lo trataron con desprecio. 5Envió a otro y a éste lo mataron; y a otros muchos, a unos los apalearon, a otros los mataron. 6Uno le quedaba todavía, un hijo amado, y se lo envió el último, diciéndose: «A mi hijo lo respetarán».
7Pero los labradores aquellos se dijeron: «Este es el heredero; venga, lo matamos y será nuestra la herencia». 8Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con esos labradores y dará la viña a otros.
10¿No habéis leído siquiera este pasaje?:
La piedra que desecharon los constructores
se ha convertido en piedra angular,
11 Es el Señor quien lo ha hecho:
¡Qué maravilla para los que lo vemos! (Sal 118,22-23)
12 Estaban deseando echarle mano, porque se dieron cuenta de que la parábola iba por ellos; pero tuvieron miedo de la multitud y, dejándolo, se marcharon.       

Emboscada de los dirigentes: El tributo al César (Mt 22,15-22; Lc 20,20-26)

13Entonces le enviaron unos fariseos y herodianos para cazarlo con una pregunta. 14Llegaron y le dijeron:
-Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie, porque tú no miras lo que la gente sea. No, tú enseñas el camino de Dios de verdad. ¿Está permitido pagar el tributo al César? ¿Pagamos o no pagamos?
15Jesús, consciente de su hipocresía, les repuso:
-¡Cómo!, ¿queréis tentarme? Traedme una moneda que yo la vea.
16 Se la llevaron, y él les preguntó:
-¿De quién son esta efigie y esta leyenda?
Le contestaron:
-Del César.
17Jesús les dijo:
-Lo que es del César, devolvédselo al César, y lo que es de Dios, a Dios.

EXPLICACIÓN.

11 ,27 -12,17. Segundo tríptico: Jesús y las autoridades.

a) (11,27-33): Los dirigentes (las tres categorías que componían el Consejo, cf. 8,31) piden a Jesús credenciales que justifiquen su actuación; quieren llevarlo al terreno jurídico (27-28). Jesús les pide una opinión sobre la actividad de Juan Bautista, que tampoco tenía credenciales jurídicas (29-31). Miedo de los dirigentes, inseguridad del poder. Se inhiben. Jesús no responde a la mala fe (32-33).

b) (12,1-12): Sin interrupción, la parábola, tomando pie de Is 5,1-7. Continúa la infidelidad histórica de los dirigentes de Israel. La viña, símbolo del pueblo elegido (Sal 80,9ss); 70S labradores, los dirigentes (1); el envío de los siervos, el de los profetas; el fruto, la justicia y el derecho (Is 5,7) (cf. 12,31: el amor al prójimo como a sí mismo). Con la opresión que ejercen, los dirigentes crean una sociedad injusta y explotan al pueblo en propio provecho (cf. 11,17) (2-5). El enviado final y decisivo es el Hijo amado (cf. 1,11; 9,7), el Mesías; se proponen suprimirlo para excluir toda posibilidad de liberación del pueblo y perpetuar su explotación (6-8). El asesinato del Hijo provocará la destrucción de Israel como nación y de sus instituciones; la elección y el reinado de Dios pasarán a los pueblos paganos (9). Confirma lo anterior con la cita del Sal 118,22s: metáfora de la construcción: al desechar ellos al Mesías, Dios se formará un nuevo pueblo (10-11). Miedo de los dirigentes a la multitud (12).


c) (12,13-17): Estratagema de los dirigentes para desacreditar a Jesús. Envían fariseos (observantes de la Ley) y partidarios de Herodes (3,6; 8,15; cf. 6,2n (13). Adulación, para que se le vaya la lengua, y pregunta comprometedora, presentada como escrúpulo de conciencia: pagar el tributo, señal de sumisión; la respuesta afirmativa (acatamiento al César, posición de los herodianos) produciría el descrédito ante el pueblo, contrario al régimen romano; la negativa (declaración de rebeldía, ideología farisea y zelota) provocaría la detención de Jesús por parte de la autoridad romana (14). 

Tentación de poder (1,13): si Jesús quiere conservar su prestigio ante el pueblo (11,18; 12,12) tiene que dar respuesta negativa, dispuesto a acaudillar un movimiento nacionalista (cf. 1,24.34; 11,9s) (15). La moneda, propiedad del César (efigie y leyenda); el dominio político, basado sobre la dependencia económica; aceptar el dinero significa reconocer la soberanía (16). Respuesta de Jesús: cambia «pagar» (14) por devolver; objetivo de los dirigentes, su propio lucro: pretenden rebelarse contra el dominio del César despojándolo de su dinero, como se han rebelado contra Dios despojándolo de su pueblo (12,2ss). Pero ese dinero no pertenece a Israel ni debe permanecer en Israel; rechazándolo, dejarán de reconocer al César como señor y no tendrán que pagarle el tributo; la verdadera esclavitud de los dirigentes no es al César, sino al dinero. Deben romper con el César renunciando a la dependencia económica y al beneficio que de ella obtienen; y ser fieles a Dios, renunciando a explotar al pueblo en beneficio propio (11 ,17). Sorpresa ante la respuesta (16-17).

sábado, 13 de agosto de 2011

VII. EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA. Maldición de la higuera. Mc 11,12-25.

VII.EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA 

Maldición de la higuera (Mt 21,18-29)

12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. 13Viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella, pero al acercarse no, encontró nada más que hojas, porque el tiempo no habla sido de higos. "Reaccionó diciéndole: 
-Nunca jamás coma ya nadie fruto tuyo.
Los discípulos lo estaban oyendo. 

Denuncia del templo (Mt 21,12-17; Lc 19,45-48; Jn 2,13-22)

15Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y empezó a echar a los que vendían y compraban allí; volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían palomas; 16y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. 17Luego se puso a enseñar diciendo:
-¿No está escrito: “Mi casa ha de llamarse casa de oración para todos los pueblos”? En cambio, vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos.
18Se enteraron los sumos sacerdotes y los letrados y buscaban una manera de acabar con él; de hecho, le tenían miedo, porque toda la multitud estaba impresionada de su enseñanza.
19Cuando anocheció, salieron fuera de la ciudad.

 La higuera seca (Mt 21,20-22)

20 Al pasar por la mañana vieron la higuera seca de raíz. 21 Pedro se acordó y le dijo a Jesús:   
-Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22Jesús le repuso:
-Tened fe en Dios. 23 Os aseguro que quien diga a ese monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y no vacile en su interior, sino que tenga fe en que lo que dice va a suceder, lo obtendrá. 24Por eso os digo: cualquier cosa que pidáis en vuestra oración, tened fe en que la habéis recibido y la obtendréis. 25Y cuando estéis orando, perdonad lo que tengáis contra quien sea, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras faltas.

EXPLICACIÓN.

11,12-12,4. Séptima sección: En el templo. El tema del dinero aparece en el tríptico inicial (11,12-25; cf. 15-17) Y en la perícopa final (12,41-44). Entre estas unidades se intercalan dos trípticos de polémica (11,27-12,17; 12,28-40), separados por una perícopa central (12,18-27).

12-25. Tríptico inicial: La denuncia del templo (11,15-19), situada entre la maldición de la higuera (11,12-14) y su cumplimiento (11,20), hace de la higuera una figura del templo/institución.

a) (11,12-14): Frondosidad engañosa que oculta la esterilidad (13); el tiempo no había sido de higos (impf. por plpf., como en 11,32), alusión a 1,15: «Se ha cumplido el plazo/tiempo», el de la antigua alianza, que no ha dado fruto (13). Jesús confirma su esterilidad para siempre: ha terminado su papel histórico (14).

b) (11,15-19): El templo, instrumento de explotación económica: comercio religioso (cf. Zac 14,21), cambio de moneda (alusión al tributo, a las ofrendas y al tesoro); en particular, explotación de los pobres (ofrenda de palomas para sacrificios expiatorios, cf. Lv 5,7; 14,22.30s) (15); profanado, convertido en vía pública (16). La enseñanza explica la denuncia; para todos los pueblos (Is 56,7): traición a la misión universal de Israel; debía haber constituido una sociedad justa que hubiese atraído a los paganos al conocimiento del verdadero Dios; cueva de bandidos (Jr 7,11), donde se almacena el botín de las depredaciones (alusión al tesoro); se insinúa ya la destrucción del templo (cf. Jr. 7,12-15) (17). Intención y miedo de los dirigentes (18; cf. 14,1). Jesús no pasa la noche en la ciudad (19).


c) (11,20-25): La maldición ha causado la muerte de la higuera (cf. 13,2: destrucción del templo); lo que no cumple su finalidad no tiene razón de existir (20). Por segunda vez, Pedro muestra su actitud llamando a Jesús Rabbí (cf. 9,5; Judas en 14,45), maestro que se atiene a la tradición del judaísmo, y le hace notar el poder de su palabra: podría aniquilar a sus enemigos sin necesidad de afrontar la muerte (cf. 2 Re 2,24; 9,25s.34-37); pero la ruina de la higuera/institución no se debe a la sola palabra de Jesús, sino a su denuncia y ruptura, que le acarreará la muerte (11,17s) (20-21). Tener fe, cf. 4,40, en contraste con el miedo; exhortación a no temer (2). También el discípulo debe romper radicalmente con la institución (el monte, el del templo u otro que simbolice un sistema legitimado por la presencia divina) y desear su desaparición (quítate de ahí y tírate al mar, cf. 5,13); su ruptura tendrá eficacia si no vacila, pues, como en el caso de Jesús, la institución se propondrá suprimir a los que rompen con ella (23). Explica el «tener fe en Dios» (cf. v. 22): la fuerza de Dios, a disposición del discípulo, para afrontar las consecuencias de su ruptura (24). Condición: no sentir hostilidad contra los hombres: la ruptura no se hace por odio a los opresores, sino para evitar que continúe la opresión. Exclusión de todo espíritu de violencia (25). Algunos mss. añaden el v. 26, tomado de Mt 6,15.

viernes, 12 de agosto de 2011

VI. CENTRO DEL SEGUNDO PERÍODO: LA SUBIDA A JERUSALÉN. Mc 10,32-11,11.

Tercer anuncio de la muerte-resurrección (Mt 19,13-15; Lc 18,15-17)

32Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante; ellos estaban desconcertados, y los que lo seguían iban con miedo. Otra vez se llevó con él a los Doce y se puso a decirles lo que estaba para sucederle:
33-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados: lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos; 34se burlarán de él, lo azotarán y lo matarán, pero a los tres días resucitará. 

Ambición de Santiago y Juan (Mt 20,20-24) 

35Se le acercaron los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-Maestro, queremos que lo que te pidamos lo hagas por nosotros.
36Elles preguntó:
-¿Qué queréis que haga por vosotros?
37Le contestaron ellos:
-Concédenos sentamos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda el día de tu gloria.
38Jesús les replicó:
-No sabéis lo que pedís; ¿sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar, o de dejaros sumergir por las aguas que me van a sumergir a mí?
39Le contestaron:
-Sí, lo somos.
Jesús les dijo:
-El trago que voy a pasar yo, lo pasaréis, y las aguas que me van a sumergir a mí os sumergirán a vosotros:
40pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a quienes esté destinado.
41 Al oírlo, los otros diez dieron rienda suelta a su indignación contra Santiago y Juan.

Instrucción de Jesús: El servicio (Mt 20,25-28; Lc 22,24-27)

42Jesús los convocó y les dijo:
-Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las dominan, y que sus grandes les imponen su autoridad.
43No ha de ser así entre vosotros; al contrario, entre vosotros, el que quiera hacerse grande ha de ser servidor vuestro, 44y el que quiera ser primero, ha de ser siervo de todos; 45porque tampoco el Hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
46ªy llegaron a Jericó. 

Curación del ciego Bartimeo (Mt 20,29-34; Lc 18,35-43) 

46bCuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de Timeo,  Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
47 Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí,
48Muchos le intimaban a que guardase silencio, pero él gritaba más y más:
-Hijo de David, ten compasión de mí,
49Jesús se detuvo y dijo:
-Llamadlo.
Llamaron al ciego diciéndole:
-Animo, levántate, que te llama.
50Él tiró a un lado el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús.
51Entonces Jesús le preguntó:
-¿qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
-Rabbuni, que recobre la vista.
52Jesús le dijo:
-Vete, tu fe te ha salvado.
 Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino. 

Entrada en Jerusalén (Mt 21,1-11; Lc 19,28-40; Jn 12,12-19) 

11 1Cuando se acercaban a Jerusalén, esto es, a Betfagé y Betania, en dirección al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos 2diciéndoles:
-Id a la aldea que tenéis enfrente; al entrar en ella encontraréis enseguida un borrico atado que nadie ha montado todavía; desatadlo y traedlo. 3Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: «El Señor lo necesita y lo devolverá cuanto antes».
4Fueron ellos, encontraron el borrico fuera, en la calle, atado a un portón, y lo desataron. 5 Algunos de los que estaban allí les dijeron:
-¿Qué hacéis desatando el borrico?
6Ellos les contestaron como les había dicho Jesús, y los dejaron.
7Llevaron el borrico adonde estaba Jesús, lo cubrieron con sus mantos y él se sentó encima. Muchos alfombraban el camino con sus mantos; otros, en cambio, con ramas que habían cortado en las fincas. 9Los que iban delante y los que seguían gritaban:
-i Sálvanos! iBendito el que viene en nombre del Señor!
10¡Bendito el reinado que llega, el de nuestro padre David!
iSálvanos desde lo alto!
11Entró en Jerusalén, esto es, en el templo, lo miró todo en torno y, como era ya tarde, salió para Betania con los Doce.

EXPLICACIÓN.

10,32-11,11. Sexta sección, centro del segundo período: Subida y llegada a Jerusalén. Como en el tríptico central del primer período (6,7-32), aparece el tema del poder (6,14: "el rey Heredes»: 6,21: «sus magnates»; 10,42: «los jefes de las naciones», «sus grandes»): además, la muerte de Juan Bautista (6,27-29) a manos del poder está en paralelo con la de Jesús, que él anuncia ahora. Se cierra el tema del «camino» (10,52; 11,8) Y se abre el de Jerusalén (10,32.33; 11,1.11.15.27).

a) (10,32-34): Subida a Jerusalén. Tercer anuncio de la muerte-resurrección. Suben con Jesús los dos grupos, los Doce/los discípulos (desconcertados) y "los seguidores» no israelitas (con miedo). Jesús informa a los Doce (no les enseña, cf. 8,31; 9,31) de lo que va a ocurrirle a él. Ante esto, ellos, el Israel mesiánico, deberían romper de una vez con las ideologías de la institución judía que va a procurar la muerte de Jesús, con los círculos de poder religioso y político (sumos sacerdotes) y los expertos de la Ley (letrados). Primera mención de la entrega a los paganos y los ultrajes.

b) (10,35-45): Como después del segundo anuncio de la muerte (9,31), se manifiesta la ambición de los discípulos (cf. 9,34). Santiago y Juan, «los Truenos» (= los autoritarios, 3,17). Sin darse por enterados del anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel y solicitan para ellos los primeros puestos (35-37). Jesús les propone otro programa: aceptar una muerte como la suya (38; cf. 8,34); pasar el trago (lit. "beber la copa») y ser sumergido por las aguas (lit. «ser bautizado») son figuras de su muerte (cf. 14,23s.36; 1,9), en el doble aspecto, activo y libre (entregarse) y pasivo (ser entregado) (38). Aunque lo acepten, no serán los únicos, y Jesús no juzga de la calidad de la entrega; es cosa del Padre (cf. 4,27; 13,32) (30-40). La ambición, causa de división (cf. 9,50); los diez, como en el cisma de las tribus (1 Re 12) (41).

c) Centro (10,42-46a): Al tomar como contraste para la conducta en la comunidad a los poderes paganos, Jesús compara con ellos el ideal mesiánico de los discípulos (42). La nueva sociedad (el reino de Dios) excluye el poder o el dominio; servidor vuestro (cf. 9,35), actitud dentro de la comunidad (43); siervo/esclavo (primera vez en Mc) de todos, actitud con los de fuera, aludiendo a la situación de la humanidad pagana, donde la sociedad legitimaba la esclavitud (cf. 5,2-20; 7,24-31); la denominación implica, pues, solidaridad con esos oprimidos (44). El Hombre (Jesús y los que aspiran a la plenitud humana) no reclama ser Servido (dominar, ser grande a la manera de este mundo); dentro de la comunidad, su actitud es el servicio; respecto a los oprimidos/esclavos la de entregar su vida para rescatarlos (45).

d) (10,46b-52): El ciego, de nuevo figura de los discípulos/ los Doce (8,18.22b-26; 4,12), que no comprenden el mesianismo de Jesús ni su entrega (10,38.45). Hijo de Timeo, es decir, «discípulo del Apreciado» (el Mesías davídico), en oposición a Jesús, el «despreciado» en su tierra (6,4). Sentado junto al camino, el lugar donde cae el mensaje y no da fruto (4,15) (46). Nazareno, la multitud espera una actuación violenta en Jerusalén (cf. 1,9.24). La invocación del ciego/discípulos manifiesta en primer lugar su falsa concepción del Mesías, causa de su ceguera (Hijo de David; cf. 12,35-37), Y en segundo lugar su adhesión a Jesús (Jesús). En paralelo con el padre del chiquillo epiléptico (9,24), muestra fe y falta de fe y pide la ayuda de Jesús (ten compasión de mí; 9,24: «ayúdanos»). Esta petición necesitaban los discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y la misión, según les había dicho Jesús (9,29). La mayoría quiere impedírselo (47-48). ¿Qué quieres que haga por ti?, como a los Zebedeos (10,36) (51). Tu fe te ha salvado, como a la mujer con flujos (5,34). Seguimiento (en el camino, 8,27; 9,33b.34; cf. v. 46: «junto al camino») (52).


e) (11,1-11): Llegada a Jerusalén. Betfagé y Betania, ejemplos de «la aldea» (8,23.26), incluidas en / dominadas por Jerusalén, es decir, por los círculos dirigentes (10,33); manipulación del pueblo. El monte de los Olivos, meta última de Jesús más allá de Jerusalén (lugar de su muerte), anuncia su estado glorioso (cf. 13,3; 14,25) ("el monte", la esfera divina en contacto con la historia, 3,13), ahora en relación con Israel ("de los Olivos") (1). Misión de dos discípulos (cf. 6,7): publicar la idea del mesianismo pacífico, ocultada por la institución; la aldea (8,23.26), la sociedad judía dominada ideológicamente por «la ciudad» (Jerusalén, 11,19); de enfrente, enfrentada, hostil a los discípulos; borrico, alusión a Zac 9,9: el rey/Mesías no violento; atado, este pasaje del AT se ignora en la teología oficial; que nadie ha montado todavía: nunca ha existido antes en Israel un líder que cumpliese esa profecía (2). Alfombrar el camino con los mantos: conferir el poder político (2 Re 9,4s.13) (8). Aclamación que responde a la idea mesiánica del pueblo: el Mesías será un nuevo David, el rey guerrero; Bendito, etc. (Sal 118,25-26, de un general victorioso) (9-10). El templo, como «la aldea», incluido en / dominado por Jerusalén; manipulación de Dios (11).