Han anunciado en compendio todo lo que se prescribió a Pedro y sus compañeros. Después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, de oriente a occidente, el sagrado e incorruptible pregón de la salvación definitiva. Amén.
MARCOS COMENTADO ORALMENTE POR JUAN MATEOS
viernes, 26 de agosto de 2011
APÉNDICE. Mc 16,9-19.
UN FINAL AÑADIDO
AL EVANGELIO DE MARCOS.
Aparición a María
Magdalena y a dos discípulos. (Mt 28,9-10; Jn 20,11-18; Lc 24,13-35).
9 Jesús resucitó en
la mañana del primer día de la semana y se apareció primero a María Magdalena,
de la que había echado siete demonios. 10Ella fue a decírselo a los que habían
estado con él, que estaban de duelo y llorando, 11pero ellos, al oírle decir
que estaba vivo y que lo había visto, se negaron a creer.
12 Después se
apareció por el camino, con aspecto diferente, a dos de ellos que iban a una
finca. 13También éstos fueron a anunciárselo a los demás, pero tampoco a ellos
los creyeron.
Misión de los
discípulos y ascensión (Mt 28,16-20; Lc 24,36-53).
14 Por último se
apareció Jesús a los once, estando ellos a la mesa, y les echó en cara su
incredulidad y su terquedad en no creer a los que lo habían visto resucitado.
15 Y añadió:
-Id por el mundo
entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad. 16El que crea y se
bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean,
los acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún veneno, no les hará
daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
19Después de
hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
20Ellos se fueron a proclamar el mensaje por todas partes, y el Señor cooperaba
confirmándolo con señales que los acompañaban.
ANUNCIO DE LA RESURRECCIÓN. Mc 16,1-8.
161 Transcurrido el día de
precepto, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para
ir a embalsamarlo. 2El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al
sepulcro ya salido el sol. 3Se decían unas a otras:
-¿Quién nos correrá
la losa de la entrada del sepulcro?
4 Al levantar la
vista observaron que la losa estaba corrida (y era muy grande).
5Entraron en el
sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura
blanca, y se quedaron completamente desconcertadas. 6Él les dijo:
-No os desconcertéis.
¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado, no está aquí.
Mirad el lugar donde lo pusieron. 7Y ahora, marchaos, decid a sus discípulos y,
en particular, a Pedro: "Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis,
como os había dicho".
8 Salieron huyendo
del sepulcro, del temblor y el espanto que les entró, y no dijeron nada a
nadie, del miedo que tenían.
EXPLICACIÓN.
1-8. Epílogo: El
nuevo día, Anuncio de la resurrección. Las mujeres (cf. 15,40) no la esperan;
quieren sólo mostrar su cariño a Jesús embalsamando su cadáver (cf. 14,8). El
primer día de la semana (lit. «el uno de la semana»), alusión a Gn 1,5: con la
resurrección de Jesús comienza la creación definitiva (2). Como en 14,51s, el
joven representa a Jesús mismo, ahora glorificado (color blanco, d. 9,3);
sentado a la derecha (cf. 14,62): condición divina (5). Palabras del joven:
ellas buscan al que habían tenido por Mesías davídico (Nazareno, cf. 1,24;
10,47), fracasado (crucificado); no hay fracaso, la vida ha vencido a la muerte
(8,31; 9,31; 10,34). Encargo para los discípulos (seguidores procedentes del
judaísmo), en particular para Pedro, que ha renegado de Jesús (14,30.72ss):
abandonar Jerusalén y la expectación mesiánica judía, para comenzar la misión
universal a partir de Galilea (14,28) (7). Las mujeres no transmiten el
encargo. En la época en que Mc escribe, el grupo israelita de la comunidad aún
no ha comprendido la universalidad de la misión (cf. 13,3s) (8). El mensaje se
transmite, sin embargo, a través del otro grupo de seguidores (no israelitas),
al que pertenece el evangelista.
jueves, 25 de agosto de 2011
CRUCIFIXIÓN Y MUERTE. Mc 15,22-47.
(Mt 27,33-36; Lc
23,32-49; Jn 19,17-30).
22 Lo llevaron al
"lugar del Gólgota" (que significa el lugar de la Calavera") 23y
le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo tomó. 24Lo crucificaron y se
repartieron su ropa, echándola a suertes para ver lo que se llevaba cada uno.
25Era media mañana
cuando lo crucificaron. 26El letrero con la causa de su condena llevaba esta
inscripción: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
su derecha y otro a su izquierda.
29 Los transeúntes lo
insultaban y decían, burlándose de él:
-¡Vaya! ¡El que
derriba el santuario y lo edifica en tres días! 30¡Baja de la cruz y sálvate!
31De modo parecido,
los sumos sacerdotes, bromeando entre ellos en compañía de los letrados,
decían:
-Ha salvado a otros y
él no se puede salvar. 32¡El Mesías, el rey de Israel! ¡Que baje ahora de la
cruz para que lo veamos y creamos!
También los que estaban
crucificados con él lo ultrajaban.
33 Al llegar el
mediodía, la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde.
34 A media tarde
clamó Jesús dando una gran voz:
-¡Eloi, Eloi, lema
sabaktani! (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
35 Algunos de los
allí presentes, al oírlo, dijeron:
-Mira, está llamando
a Elías.
36 Uno echó a correr
y, empapando una esponja en vinagre la sujetó a una caña y le ofreció de beber,
mientras decía:
-Vamos a ver si viene
Elías a descolgarlo.
37 Pero Jesús,
lanzando una gran voz, expiró, 38y la cortina del santuario se rasgó en dos de
arriba abajo.
39 El centurión que
estaba allí presente frente a él, al ver que había expirado de aquel modo,
dijo:
-Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios.
40 Había también unas
mujeres observando aquello de lejos, entre ellas María Magdalena, María la
madre de Santiago el Pequeño y de José, y Salomé, 41que, cuando él estaba en
Galilea, lo seguían prestándole servicio; y además otras muchas que habían
subido conél a Jerusalén.
La sepultura (Mt
27,57-61; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42).
42 Caída ya la tarde,
como era Preparación, es decir, víspera de día de precepto, 43 fue José de
Arimatea, distinguido consejero que también había esperado el reinado de Dios,
y, armándose de valor, entró a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44Pilato se extrañó de que ya estuviera muerto y, convocando al centurión, le
preguntó si había muerto hacía mucho.
45 Informado por el
centurión, concedió el cadáver a José. 46Éste compró una sábana y, descolgando
a Jesús, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que había sido
excavado en la roca y rodó una losa contra la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y
María la de José observaban dónde lo ponían.
EXPLICACIÓN.
22-47. Tercera sección: Crucifixión, muerte y
sepultura.
a) (15,22-24): Crucifixión. Jesús rechaza el vino drogado
(cf. Prov 31,6s): da su vida voluntariamente y con plena conciencia (10,45;
14,22-24) (23). Reparto de la ropa: cita de Sal 22,19, que describe a un hombre
llevado por sus enemigos al extremo del sufrimiento y de la humillación.
b) (15,25-32): Media mañana, lit. «la hora tercia». Las
burlas al rey de los judíos. Causa de la condena, la aducida en el juicio ante
Pilato (15,2) (26). Bandidos, sin duda, rebeldes nacionalistas; se quiere
identificar a Jesús con un subversivo; a su derecha, a su izquierda, los
puestos de los seguidores de Jesús (10,40) (27). Algunos mensajes añaden el v.
28, tomado de Lc 22,37. «Porque os digo que tiene que cumplirse en mí lo que
está escrito: Lo tuvieron por un criminal». Insultos y burlas por parte de tres
grupos: a) la gente que pasa repite la falsa acusación presentada ante el
Consejo judío (14,58); éste fue sin duda el argumento usado por los sumos
sacerdotes para poner al pueblo contra Jesús (15,11); le piden que muestre su
poder para evitar la derrota; salvarse = poner la vida a salvo (cf. 8,35a)
(29-30); b) los dirigentes no conciben que alguien pueda entregar la vida por
amor a los hombres; los que detentan el poder sólo aceptarían a un Mesías que
hiciese ostentación de poder; no conocen a Dios (cf. 14,33-36) (31-32a); c) los
compañeros de suplicio (32b). Los tres grupos = la totalidad de Israel: los
representantes del régimen, los que aceptan sus decisiones y los rebeldes exaltados;
todos rechazan a un Mesías que da su vida sin defenderse con la violencia.
c) (15,33): El mediodía, lit. «la hora sexta». Las tinieblas
duran tres horas, aludiendo a los tres días de las que precedieron el éxodo de
Egipto (Éx 10,21s): anuncian la liberación universal «"la tierra
entera") y advierten a los que han condenado a Jesús de que se han
enfrentado con Dios (Am 8,9s; Jr 15,8s).
d) (15,34-41): Media tarde, lit. «la hora nona». La muerte.
Grito de Jesús (Sal 22,2); se renueva su dolor de Getsemaní: el pueblo judío ve
en su muerte un fracaso (15,29-32); no descubre en ella la revelación de Dios y
va a la ruina. Dios mío, confianza plena (14,36: Abba); Dios ha respetado la
libertad de los hombres y éstos no lo reconocen en su debilidad (33-34). Los
presentes interpretan mal el grito o se burlan de Jesús; según la doctrina de
los letrados (9,11), Elías debía preceder al Mesías y preparar su triunfo; ven
o pretenden ver en el grito de Jesús la confesión de su fracaso y el deseo de
ser liberado del suplicio. El vinagre, expresión del odio (Sal 69/68,22)
(35-36). Nuevo grito de Jesús: la voz y la efusión del Espíritu (verbo expirar,
gr. exepneusen), como en el bautismo (1,10s); ahora proceden de Jesús para la
humanidad entera (37). La cortina del santuario = la humanidad de Jesús (cf.
14,58: el santuario no hecho por hombres): al morir deja patente (se rasgó, cf.
1,10: «rasgarse el cielo») a Dios en el Hombre (de arriba abajo) (38); el
centurión, representante del mundo pagano, descubre a Dios en la muerte de
Jesús; Hijo de Dios, cf. 1,1 (39). Las tres mujeres (primera mención en Mc)
miran desde lejos (cf. 14,54, de Pedro): no se identifican con la muerte de
Jesús. Los hijos de esta María (que no es la madre de Jesús), han sido
mencionados en 6,3 como «hermanos» de Jesús. Otras mujeres presentes, pero no
los discípulos (40-41).
e) (15,42-47): El final del día, como en la cena (14,17);
víspera de fiesta (cf. 14,12). En Mc, José de Arimatea, persona de alta
posición y con cargo oficial, no es discípulo de Jesús, sino un judío piadoso
que había estado esperando el reinado de Dios, concebido a la manera del
judaísmo. Jesús había sido una esperanza, pero ésta había terminado con su
muerte (rodó una losa). Últimos honores. Presencia de dos de las mujeres (cf.
15,40).
JUICIO ANTE PILATO. CONDENA A MUERTE. Mc 15,1-21.
15 1 Por la mañana los sumos
sacerdotes, con los senadores, los letrados y el Consejo en pleno, prepararon
su plan y, en seguida, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato lo
interrogó:
-¿Tú eres el rey de
los judíos?
Él le contestó:
-Tú lo estás
diciendo.
3 Los sumos
sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato reanudó el interrogatorio:
-¿No respondes nada?
Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús no
respondió nada, por lo que Pilato estaba sorprendido.
6 Cada fiesta solía
soltarles un preso, el que ellos solicitaran. 7El llamado Barrabás estaba en la
cárcel con los sediciosos que en la sedición habían cometido un asesinato.
8Subió la multitud y empezó a pedir que hiciera lo que solía. 9Pilato les contestó:
-¿Queréis que os
suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que
los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos
sacerdotes incitaron a la multitud a pedir que les soltara mejor a Barrabás.
12 Intervino de nuevo
Pilato y les preguntó:
-Entonces, ¿qué
queréis que haga con ese que llamáis "el rey de los judíos"?
13 Ellos esta vez
gritaron:
-¡Crucifícalo!
14 Pilato les
preguntó:
- Pero, ¿qué ha hecho
de malo?
Ellos gritaron más y
más:
-¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo
dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de
hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
La burla de los
soldados. (Mt 27,27-31; Jn 19,2-3)
16 Los soldados lo
condujeron al interior del palacio, es decir, a la residencia del gobernador, y
convocaron a todo el batallón. 17Lo vistieron de púrpura, le pusieron una
corona de espino que había trenzado 18y empezaron a hacerle el saludo:
-¡Salud, rey de los
judíos!
19 Le golpeaban la
cabeza con una caña, le escupían, arrodillándose, le rendían homenaje. 20Cuando
terminaron la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su propia ropa y lo
sacaron para crucificarlo.
Simón de Cirene: El
seguidor hasta el fin. (Mt 27,32; Lc 23,26)
21 A uno que pasaba,
a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que llegaba del
campo, lo forzaron a cargar con su cruz.
EXPLICACIÓN.
1-21. Segunda sección: El juicio ante el gobernador,
Transición (15,1). Entrega al poder pagano (10,34).
a) (15,2-5): Interrogatorio. La pregunta de Pilato sugiere
que las autoridades judías acusaban a Jesús de sedicioso político (rey de los
judíos). Jesús acepta el título, pero con cierta reserva; no puede explicar a
Pilato su verdadero sentido (2). Silencio ante las acusaciones (cf. Is 53,7);
era insólito que un acusado no se defendiese (3-5).
b) (15,6-15): La sentencia de muerte. Barrabás; un asesino
conocido (6-7). La multitud, la de los peregrinos de todo el país (8). Pilato
sabe que Jesús gozaba de mayor popularidad entre la gente que entre las
autoridades (11,18.32; 12,12.37), y que éstas veían en él un peligroso rival;
de ahí su propuesta (9-10). Los jefes religiosos manipulan a la multitud y la
ponen en contra de Jesús; prefieren al que representa la violencia (11).
Insistencia del juez, que no ve causa para condenado; fanatismo de la multitud
(14). Debilidad de Pilato, que traiciona su propia convicción; la crucifixión,
pena capital infligida a los que actuaban «contra el pueblo romano». Se azotaba
a los que iban a ser crucificados (15).
c) (15,16-20): La burla. Los paganos ridiculizan la figura
del rey Mesías esperado por los judíos. Desahogan en Jesús todo su desprecio
por ese pueblo y sus expectativas de gloria. Parodia insultante de la
investidura imperial.
d) (15,21): El seguidor. Uno que pasaba, como Jesús cuando
llamaba a seguirlo (1,16; 2,14: «yendo de paso»); representa, por tanto, a un
seguidor de Jesús que ejerce la misión; Simón (nombre griego y judío), oriundo
del norte de África (no del país judío); cargar con la cruz (de Jesús y suya),
cumpliendo la condición del seguimiento (8,34). Es figura del grupo de
seguidores que no proceden de la institución judía (2,15:
“descreídos/pecadores”; 3,32.34 y 4,10: “los en torno a él”; 5,24b, 7,14 y
8,34: “la multitud”); se contrapone a la figura de Pedro (Simón, 1,16.29.36;
3,16), el discípulo que, aferrado a la ideología del judaísmo, no acepta la
muerte de Jesús y reniega de él. Alejandro, nombre griego; Rufo, nombre latino:
los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el
mundo entero (14,9).
JESÚS ANTE EL CONSEJO. Mc 14,53-72
(Mt 26,57-68; Lc
22,54-55.63-71; Jn 18,13-14.19-24).
53 Condujeron a Jesús
ante el sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los
senadores y los letrados.
54 Pedro lo siguió de
lejos hasta el interior del atrio del sumo sacerdote y se quedó sentado entre
los guardias, calentándose en la lumbre.
55 Los sumos
sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús para
condenarlo a muerte, pero no lo encontraban, 56pues, aunque muchos
testimoniaban en falso contra él, sus testimonios no eran adecuados.
57Levantándose algunos, testimoniaban falsamente contra él diciendo:
58-Nosotros le hemos
oído decir: "Yo derribaré este santuario, obra de manos humanas, y en tres
días edificaré otro, que no será obra de manos humanas".
59 Pero tampoco así
era adecuado su testimonio.
60 Entonces el sumo
sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a Jesús:
-¿No respondes nada?
¿Qué significan estos cargos en contra tuya?
61 Pero él seguía
callado y no respondía nada.
El sumo sacerdote
reanudó el interrogatorio preguntándole:
-¿Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios bendito?
62 Contestó Jesús:
-Yo soy. Y veréis al
Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo.
63 El sumo sacerdote
se rasgó las vestiduras, diciendo:
-¿Qué falta nos hacen
ya testigos? 64Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Todos sin excepción
pronunciaron sentencia de muerte.
65 Algunos se
pusieron a escupirle y, tapándole la cara, le daban golpes, diciéndole:
-¡Haz de profeta!
También los guardias
lo recibieron a bofetadas.
Pedro reniega de
Jesús (Mt 26,69-75; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)
66 Mientras Pedro
estaba en el atrio llegó una criada del sumo sacerdote 67y, al ver a Pedro
calentándose, se le quedó mirando y le dijo:
-También tú estabas
con el Nazareno, con ese Jesús.
68Él lo negó
diciendo:
-¡Ni sé ni entiendo
lo que dices tú!
Salió fuera, al
zaguán, y un gallo cantó. 69Pero la criada lo vio y esta vez se puso a decir a
los presentes:
-Éste es uno de
ellos.
70Él volvió a
negarlo. Poco después, los presentes mismos se pusieron a decirle a Pedro:
-Seguro que eres de
ellos, porque eres también galileo.
71Pero él se puso a
echar maldiciones y a jurar:
-¡No sé quién es ese
hombre que decís!
72 Y, enseguida, por
segunda vez, cantó un gallo. Pedro recordó las palabras que le había dicho
Jesús: "Ante que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres", y
se echó a llorar.
EXPLICACIÓN.
53-72. Primera sección: El juicio ante el Consejo judío.
Transición (14,53): El Consejo, autoridad suprema del pueblo.
a) (14,54): Pedro. De lejos, adhesión a Jesús, pero sin
aceptar ni hacer suyo su destino (8,31-33); aún espera Pedro una intervención
divina que salve a Jesús de la muerte y le permita vencer a sus enemigos.
b) (14,55-64): Juicio; condena a muerte preconcebida.
Búsqueda inútil de una acusación que justifique esa condena (55-59). El sumo sacerdote:
silencio de Jesús ante la mala fe (60-61a). Pregunta decisiva: su formulación
corresponde al título del evangelio (1,1, «Hijo de Dios», no «hijo de David»,
10,47.48; 12,35-37) (61b). Jesús declara ser ese Mesías y lo identifica con el
Hombre (8,31); afirma la realeza y condición divina de éste (a la derecha, d.
12,36) Y anuncia una venida que sus jueces van a presenciar, la destrucción de
Jerusalén (cf. 9,1; 13,30: «en esta generación"). Dios está con Jesús y en
contra de la institución que ellos representan (11,17; 12,9) (62). Acusación de
blasfemia (penada con la muerte). Unanimidad en la sentencia (63-64).
c) (14,65): La burla. Se desata el odio contra Jesús; se
ridiculiza su calidad de profeta (6,4) y la profecía que acaba de pronunciar.
Los subalternos siguen el ejemplo de sus jefes.
d) (14,66-72): El discípulo (Pedro). Se cumple la predicción
de Jesús (14,30). Triple negación: ruptura definitiva con un Mesías que no
ofrece resistencia (71). Desconsuelo de Pedro (72).
CAMINO DE GETSEMANÍ. PREDICE LA NEGACIÓN DE PEDRO. Mc 14,27-51.
(Mt 26,31-35; Lc
22,31-34; Jn 13.36-38).
27 Jesús les dijo:
-Todos vais a fallar,
como está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28Pero
cuando resucite iré delante de vosotros a Galilea.
29 Pero Pedro le
declaró:
-Aunque todos fallen,
yo no.
30Le dijo Jesús:
-Te aseguro que tú,
hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres.
31Pero él insistía
con vehemencia:
-Aunque tuviese que
morir contigo, jamás renegaré de ti. Y todos decían igual.
En Getsemaní.
Oración de Jesús. (Mt 26,26-46; Lc 22,39-46).
32Llegaron a una
finca llamada Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
-Sentaos aquí hasta
que termine de orar.
33Se llevó con él a
Pedro, a Santiago y a Juan y, dejando ver su profundo desconcierto y su
angustia, 34les dijo:
-Me muero de
tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos.
35Adelantándose un
poco, se dejó caeer a tierra, pidiendo que si era posible no le tocase aquel
momento.
36Decía:
-¡Abba! ¡Padre!, todo
es posible para ti; aparta de mi este trago; pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que quieres tú.
37Se acercó, los
encontró dormidos y dijo a Pedro:
-Simón, ¿estás
durmiendo? ¿No has tenido fuerzas para mantenerte despierto ni una hora?
38Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación: el espíritu es animoso,
pero la carne es débil.
39Se apartó de nuevo
y oró repitiendo las mismas palabras. 40Se acercó a ellos y de nuevo los
encontró dormidos, pues no conseguían tener los ojos abiertos; y no sabían qué
decirle.
41Se acercó por
tercera vez y les dijo:
-¿Todavía durmiendo y
descansando? ¡Basta ya, ha llegado el momento! Mirad, el Hombre va a ser
entregado en manos de los descreídos. 42¡Levantaos, vamos, que está cerca el
que me entrega!
El prendimiento
(Mt 26,47-56; Lc 22,47-53; Jn 18,2-12).
43Enseguida, mientras
aún estaba hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él una multitud
de gente con machetes y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los letrados y
los senadores. 44El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
-El que yo bese, ése
es: prendedlo y conducidlo bien seguro.
45Al llegar, se le
acercó en seguida y le dijo:
-¡Rabbí!
Y lo besó con
insistencia. 46Los otros le echaron mano y lo prendieron, 47pero uno de los
presentes tiró de machete e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole el
lóbulo de la oreja.
48 Intervino Jesús
diciéndoles:
-¡Con machetes y
palos habéis salido a capturarme, como a caza de un bandido! 49A diarion me
teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero que se cumpla la
Escritura.
50 Todos lo
abandonaron y huyeron.
El joven que
escapa.
51Lo acompañaba un
joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. 52Pero él,
soltando la sábana, huyó desnudo.
EXPLICACIÓN.
14,27-15,47. Segundo relato (forma narrativa): La pasión y
la muerte. Se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el
juicio ante el Consejo judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), la
ejecución de la sentencia (15,22-47).
27-52. Tríptico inicial: Getsemaní. La oración y el
prendimiento, enmarcados por la predicción de la huida de los discípulos
(14,27) y su cumplimiento (14,50) Y seguido de un breve colofón teológico
(14,51-52).
a) (14,27-31): Citando Zac 13,7 describe Jesús lo que va a
suceder (27). La muerte no interrumpirá su vida. Cita en Galilea, región
limítrofe con el mundo pagano (4,35; 5,1; 7,24.31; 8,22a); los discípulos
habrán de abandonar Jerusalén (el judaísmo y su expectación mesiánica
nacionalista), para empezar la misión universal; el Israel mesiánico, al
servicio de la humanidad (28). Presunción de Pedro, pretensión de superioridad
sobre los otros (29). Su defección será más grave; quien no «reniega de sí
mismo» (8,34) acaba renegando de Jesús; tres veces, de manera total y absoluta
(30). Pedro desmiente a Jesús: en caso necesario, está dispuesto a morir en la
lucha para instaurar el reino mesiánico; arrastra a los demás (cf. 1,36; 13,3)
a su postura, enfrentándolos a Jesús (31).
b) (14,32-42): Llegan a Getsemaní, todavía no al Monte de
los olivos (14,26) (32). Oración de Jesús e insolidaridad de los discípulos.
Los tres que habían sido testigos del poder de Jesús sobre la muerte (5,37) y
de su victoria sobre ella (9,2ss); debían estar preparados para aceptar la
muerte de Jesús y hacerla suya (32-33). Me muero de tristeza (lit, «tristísima
está mi alma, hasta la muerte»), cf, Sal 42,5.11; 43,5. La angustia se debe a
que Israel va a rechazar a un Mesías que muere (cf. 15,29-32) y va a condenarse
a la destrucción (cf. 12,9); amor a Israel (cf. 3,13) (34). Este trago o prueba
(lit. «esta copa», cf. 10, 38; 14,23); tentación de Jesús, deseo de una intervención
divina de poder que cambie la situación, pero acepta desde el principio lo que
el Padre decida. La muerte de Jesús va a ser la revelación de la debilidad de
Dios; su amor al hombre está a merced de la libertad humana; ante el rechazo de
Israel, Dios queda impotente; sin embargo, es el único plan posible, y Jesús lo
acepta (35-36). Falta de respuesta de los discípulos; dormir, no estar
dispuestos a la entrega; manteneos despiertos, el mandamiento (13,34.37); deben
asociarse a su oración para vencer la misma tentación. El espíritu es animoso,
posible alusión a las bravatas de Pedro (14; 29.31) (37-38). No podían mantener
los ojos abiertos, incomprensión (6,54; 8,25; cf. Éx 8,15.32; 9,7.34; 1 Sm 3,2)
(40). El Hombre va a ser entregado, cf. 9,31 (41).
c) (14,43-50): Una multitud, el pueblo sometido a los
dirigentes; se mencionan las tres categorías que constituían el Consejo (8,31;
11 ,27; 15,1) (43). Rabbí (cf. 9,5; 11,21, en boca de Pedro): Judas deseaba que
Jesús no rompiera con la tradición que legitima la injusticia (7,8-13); el beso
de Judas realiza el texto de Is 29,13 (Mc 7,6: «este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí») (44-45). Intento de defender a Jesús
con la violencia: no han orado (v. 38), sucumben a la tentación (47). El
prendimiento muestra la mala conciencia de las autoridades, que no se han
atrevido a detener a Jesús en público (cf. 14,1s) (48-49). Defección de todos
los discípulos (cf. 14,27) (50).
51-52. Colofón: El joven, en paralelo con el que aparece en
el sepulcro (16,5), es figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos
de sus enemigos su vida mortal (la sábana, cf. 15,46), pero sigue vivo y libre
(huyó desnudo). Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala
simbólicamente su desenlace (cf. 8, 31;
9, 31; 10, 34; 11,1; 14,27s).
LA PREPARACIÓN DE LA CENA. Mc 14,12-26.
(Mt 26,17-19; Lc
22,7-13).
12 El primer día de
los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron sus
discípulos:
-¿Dónde quieres que
vayamos a prepararte la cena de Pascua?
13 El envío a dos de
sus discípulos diciéndoles:
-Id a la ciudad, os
encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, 14y donde
entre decidle al dueño: "El Maestro pregunta dónde está su posada, donde
va a celebrar la cena de Pascua con sus discípulos". 15Él os mostrará un
local grande, en alto, con divanes, preparado; preparádnosla allí.
16Salieron los
discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.
La cena: Denuncia
de la traición. (Mt 26,20-25; Lc22,21-23; Jn13,21-30).
17Caída la tarde fue
allí con los Doce. 18Mientras estaban reclinados a la mesa comiendo, dijo
Jesús:
-Os aseguro que uno
de vosotros me va a entregar, uno que está comiendo conmigo.
19Dejando ver su
pesadumbre, le preguntaban uno tras otro:
-¿Seré acaso yo?
20Repuso él:
-Es uno de los Doce,
uno que está mojando en la misma fuente que yo. 21Porque el Hombre se marcha,
según está escrito acerca de él, pero ¡ay del hombre ese que va a entregar al
Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
La eucaristía (Mt
26,26-30; Lc 22,15-20; 1 Cor 11,23-25).
22Mientras comían
cogió un pan, pronunció una bendición, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
-Tomad, esto es mi
cuerpo.
23Y, cogiendo una
copa, pronunció una acción de gracias, se la pasó y todos bebieron de ella. 24Y
les dijo:
-Ésta es la sangre de
la alianza mía, que se derrama por todos. 25Os aseguro que ya no beberé más del
producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba, nuevo, en el reino de
Dios.
26Y después de cantar
salieron para el Monte de los Olivos.
EXPLICACIÓN.
12-26. Primer relato (clave teológica). Tríptico en marcado
por la preparación de la cena y la eucaristía; en el centro, la denuncia del
traidor, en contraste con la figura de la mujer (14,3-9).
a) (14,12-16): Nueva datación (cf. 14,1): víspera de Pascua
(cf. 15,42). La iniciativa es de los discípulos (israelitas) (12). Jesús
aprovechará la cena que ellos proponen para mostrarles cuál es la verdadera
Pascua. Misión de dos discípulos a la ciudad, contrapuesta a la misión a «la
aldea» (11,2). El agua del cántaro, alusión a la actividad de Juan, el que
bautizaba con agua (1,8), como señal de enmienda; ante «la ciudad", centro
de la institución, los discípulos han de proclamar ante todo la necesidad de
ruptura con la injusticia del pasado (13). Pero Juan, precursor, lleva a Jesús:
mi posada, el -fin de su camino (1,2); le Pascua verdadera; en alto, alusión a
la cruz; preparada por parte de Jesús; preparádnosla: el discípulo ha de
colaborar en la realización de la Pascua de Jesús, exhortando a «la ciudad» a
la enmienda y proponiéndole un Mesías crucificado (14-15). Ejecución de las
instrucciones (16).
b) (14,17-21): Nuevo momento (d. 15,42). Los Doce se
identifican con "los discípulos» de v. 14 (17). Compartir la comida, signo
de amistad e intimidad. En la escena no se menciona el nombre del traidor,
subrayando su carácter representativo (18). Inquietud de los discípulos (19).
Entregar al Hombre, renunciar a todo valor humano e intentar suprimirlo; Judas,
cómplice e instrumento de la institución, por miedo a perder su vida (14,11).
Esa traición a sí mismo y al hombre en general es el fracaso total de la
existencia (cf. 8,36) (21). Jesús conoce y acepta su próxima muerte.
c) (14,22-26): No se mencionan elementos pascuales judíos.
Jesús expresa la voluntariedad de su entrega y muerte. Al ofrecer su cuerpo (=
su persona) invita a tomarlo a él y a su actividad como norma de vida (cf. Éx
24,6); él mismo da la fuerza (pan/alimento); no se indica que coman el pan
(22). La sangre, la persona en cuanto entregada a la muerte (cf. 10,38, «el
trago/copa»); beber, comprometerse, como Jesús a no desistir de la actividad
salvadora (representada por el pan) por miedo a la muerte (8,34; 10,38.45;
13,37; 14,3); a este compromiso corresponde el don del Espíritu (cf. 1,10); la
alianza mía sustituye para los discípulos (israelitas) a la del Sinaí (cf.
2,19s, «el esposo/novio»); su sangre sella la alianza (Éx 24,8) (23). No basta
ya el fruto de la antigua vid/Israel (12,1ss.29-31: los dos mandamientos); el
vino/amor nuevo (2,21), expresado en el mandamiento de Jesús (13,34.37), será
la entrega de sus seguidores (8,34s); en el reino de Dios: Jesús estará
presente en la misión y en la eucaristía de la nueva comunidad (1,15; 9,1; 10,
15s) (25). El Monte de los Olivos, el estado glorioso (13,3), meta de Jesús y
de los suyos que lo sigan en el compromiso (11,1) (26).
martes, 16 de agosto de 2011
DESENLACE: PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN (14,1-16,8). Propósito de las autoridades. Mc 14,1-11
(Mt 26,1-5; Lc
22,1-2; Jn 11,45-53).
14 1Dos días después se celebrarán la Pascua y
los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando cómo darle
muerte prendiéndolo a traición, 2porque decían:
-Durante las fiestas,
no, no vaya a haber un tumulto en el pueblo.
Unción en Betania.
(Mt 26,6-13; Jn 12,1-8)
3Estando él en
Betania reclinado a la mesa en casa de Simón el leproso, llegó una mujer
llevando un frasco de perfume de nardo auténtico de mucho precio; quebró el
frasco y se lo fue derramando en la cabeza. 4Algunos comentaban indignados:
-¿Para qué se ha
malgastado así el perfume? 5Podía haberse vendido ese perfume por más de
trescientos denarios de plata y habérselo dado a los pobres.
Y le reñían. 6Pero
Jesús replicó:
-Dejadla, ¿por qué la
molestáis? Una obra excelente ha realizado conmigo; 7porque a los pobres los
tenéis siempre con vosotros y podéis hacerles bien cuando queráis; a mí, en
cambio, no me vais a tener siempre. 8Lo que recibió, lo ha llevado a la
práctica: de antemano ha perfumado mi cuerpo para la sepultura. 9Os aseguro que
en cualquier parte del mundo entero donde se proclame esta buena noticia, se
recordará también en su honor lo que ha hecho ella.
Traición de Judas
(Mt 26,14-16; Lc 22,3-6)
10Judas Iscariote,
aquel que era uno de los Doce, acudió a los sumos sacerdotes para entregárselo.
11Ellos, al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él andaba
buscando cómo entregarlo y el momento oportuno.
EXPLICACIÓN.
14,1-16,8. Tercer período: Pasión, muerte, resurrección.
Después de un tríptico introductorio (14,1-11), dos relatos en paralelo, que se
sitúan el mismo día (14,12) para mostrar la misma realidad bajo dos aspectos.
El primero (14,12-26) expone en clave teológica la voluntariedad y el sentido
de la entrega de Jesús (eucaristía); el segundo (14,27-15,47) describe su
entrega en forma narrativa. El anuncio de la resurrección (16,6-8) constituye
el epílogo.
1-11. Tríptico introductorio, enmarcado por la decisión de
los dirigentes (12,1-2) y la traición de Judas (14,10-11). Plan para matar a
Jesús (1-2) y reacciones: identificación con su muerte o incomprensión (3-9) y
traición y entrega (10-11).
a) (14,1-2): Temor de los dirigentes al pueblo (7,6: 11, 32;
cf. 11,18; 12,12.37, la multitud, favorable a la enseñanza de Jesús en el
templo). Durante las fiestas, cuando la afluencia de peregrinos era grande.
b) (14,3-9): La mujer y los que protestan de su acción
representan dos actitudes dentro de la comunidad de Jesús ante su muerte
inminente. La mujer es figura del perfecto seguidor, que responde a la muerte
de Jesús con su disposición a dar la vida como él (cumplir su mandamiento,
13,34.37). Simbolismo nupcial: el perfume de nardo, símbolo del amor de la
esposa (Cant 1,12; cf. Mc 2,19.20: el
novio/esposo); quebrar el frasco, amor dispuesto a dar la vida (8,34s); este
amor de los seguidores unge la cabeza de Jesús, es decir, reconoce y confirma
su realeza, que va a ser proclamada en la cruz (15,26); los verdaderos
seguidores son los que aceptan como rey a Jesús crucificado. Contraste con la
escena de Getsemaní (14,32-42) (2-3). Los que niegan valor al gesto de la
mujer, lo niegan a la muerte de Jesús: malgastar gr. apóleia, en relación con
el «perder la vida» que entra en el compromiso del seguidor (8,35). Los que
riñen a la mujer ven en la muerte sólo un caso; mantienen la distancia entre ellos
y los pobres. Precio del perfume: interpretan mal una frase anterior de Jesús
(10,21), como si la limosna fuese el remedio de la pobreza; dispuestos a dar
cosas, pero no su persona; la verdadera ayuda a los pobres está en la entrega
por ellos hasta el fin (10,45: «rescate») (4-5). Jesús defiende a la mujer. La
comunidad tendrá siempre a los pobres con ella y podrá ayudarles comparo tiendo
con ellos (cf. 6,37ss; 8,5ss), pero Jesús espera una respuesta de los suyos
antes de su muerte (6-7). El amor de la mujer, semejante al de Jesús, asegura
la incorruptibilidad de éste, su presencia en la comunidad después de su
muerte. Único homenaje digno de la muerte de Jesús (8). Tal calidad de
seguimiento es parte de la buena noticia. Misión universal (9).
c) (14,10-11): Judas no ha sido nombrado desde 3,19 (lista
de los Doce). Uno de los Doce, un miembro del Israel mesiánico. La acción de
Judas es paradigma de la de la multitud judía, que, habiendo mostrado su
simpatía por Jesús (11,18; 12,12.37), nunca ha aceptado sus valores e, incitada
por los sumos sacerdotes, pedirá su muerte (15,11s). Al darse cuenta de la
inevitable suerte de Jesús, Judas busca la seguridad poniéndose del lado del
más fuerte (oportunismo), insensible a la injusticia de la institución a la que
acude. Quiere poner a salvo su vida dando a cambio la de Jesús (8,35). La
institución lo acepta (dinero).
RESPUESTA DE JESÚS. LA RUINA DE JERUSALÉN NO ANUNCIARÁ LA RESTAURACIÓN, DARÁ COMIENZO AL PROCESO LIBERADOR. Mc 13,5-37.
(Mt 24,4-8; Lc
21,8-11).
5 Jesús se puso a
decirles:
-¡Cuidado con que
nadie os engañe!
6Llegarán muchos
diciendo en nombre mío que yo soy y extraviarán a muchos.
7En cambio, cuando
empecéis a oír estruendo de batallas y noticias de batallas, no os excitéis;
tiene que suceder, pero todavía no es el fin.
8Es decir, se
levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en
diversos lugares, habrá hambre: eso es el principio de los dolores.
La misión:
Persecución y fidelidad (Mt 24,9-14; Lc 21,12-19)
9Y vosotros, ¡cuidado
con vosotros mismos! Os entregarán a consejos judíos y os apalearán en
sinagogas, y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por causa mía, como
prueba contra ellos, 10pues primero tiene que proclamarse la buena noticia a
todas las naciones.
11Cuando os conduzcan
para entregaros, no os preocupéis por lo que vais a decir, sino aquello que se
os comunique en aquella horas, decidlo, pues no sois vosotros los que habláis,
sino el Espíritu Santo.
12Un hermano
entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el
juicio hijos contra padres y los harán morir, 13y seréis odiados de todos por
razón de mi persona. Pero aquel que resista hasta el fin ése se salvará.
La ruina de
Jerusalén: No habrá señal salvadora (Mt 24,15-28; Lc 21,20-24).
14Cuando veáis que el
execrable devastador ha puesto el pie donde no tiene que hacerlo -téngalo
presente el lector-, entonces, los que estén en Judea huyan a los montes, 15el
que esté en la azotea no baje ni entre para coger algo de su casa, 16y el que
esté en el campo no vuelva atrás para coger su manto.
17¡Pobres las que
estén encinta o criando en aquellos días!
18Pedid que no suceda
en invierno.
19Porque aquellos
días serán una angustia tal como no la ha habido desde el principio de la
humanidad que Dios creó hasta ahora, no la habrá nunca más.
20Y si el Señor no
hubiese acortado los días, no se salvaría ningún mortal, pero por los elegidos
que él eligió ha acortado los días.
21Y entonces, si
alguien os dice: "Mira, aquí está el Mesías, míralo allí", no lo
creáis, 22porque surgirán mesías falsos y profetas falsos y ofrecerán señales y
prodigios que desviarían, si fuera posible, a los elegidos.
23¡Y vosotros,
cuidado!, os lo he predicho todo.
El proceso
liberador en la historia, fruto de la misión. (Mt 24,29-31; Lc 21,25-28).
24Ahora bien, en
aquellos días, después de aquella angustia, el sol se oscurecerá y la luna no
dará su resplandor, 25las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que
están en el cielo vacilarán, 26 y entonces verán llegar al Hombre entre nubes,
con gran potencia y gloria, 27y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus
elegidos de los cuatro vientos, del confín de la tierra al confín del cielo.
La ruina de
Jerusalén: Su momento. (Mt 24,32-35; Lc 21,29-33).
28De la higuera,
aprenden el sentido de la parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa
las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también
vosotros: cuando veáis que esas cosas están sucediendo, sabed que está cerca, a
las puertas.
30 Os aseguro que no
pasará esta generación antes que todo eso se cumpla.
31El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
La misión de la
comunidad: Entrega plena (Mt 24,36-44).
32En cambio, en lo
referente al día aquel o la hora, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del
cielo ni el Hijo, únicamente el Padre.
33¡Andaos con
cuidado, ahuyentad el sueño, que no sabéis cuándo va a ser el momento! Es como
un hombre que se marchó de su país: dejó su casa, dio a los siervos su
autoridad -a cada uno su tarea- 34y en especial al portero le mandó mantenerse
despierto.
35Por tanto,
manteneos despiertos, que no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa -si
al oscurecer o a media noche o al canto del gallo o de mañana-, 36no sea que,
al llegar de improviso, os encuentre dormidos.
37Y lo que os digo a
vosotros, lo digo a todos: manteneos despiertos.
EXPLICACIÓN.
5-37. Respuesta de Jesús. En cada parte de la respuesta se
distinguen dos unidades: en la primera responde Jesús a un aspecto de la
pregunta de los discípulos; en la segunda trata de la misión.
a) (13,5-13): Primera unidad (5-8): Jesús deshace el
presupuesto de los discípulos de que el desastre significa la inminencia «del
fin» (la restauración mesiánica, «la idea humana»). Aviso inicial (5b). Cuando
comience la guerra habrá mensajes proféticos (cf. Jr -11,21; 14,4s; 23,25; Zac
13,3) falsos en el grupo de discípulos, atribuyendo a Jesús (yo soy, cf. Éx
3,14; Dt 32,39; Is 43,10s; 52,6s, de Dios que va a salvar) el papel Mesías
davídico que ha de salvar la situación (6). Peligro para los discípulos (no os
excitéis, entusiasmo), que, como lo ha mostrado la pregunta participan de esa
ideología. El inevitable (tiene que suceder) desastre no será el fin (7), sino
el principio de los dolores en el parto de humanidad nueva. Terremotos, figura
del terror producido por la rapidez de la invasión al 2,10; Jr 49,20ss; 51,28ss);
hambre, consecuencia la guerra. La salvación no se realizará por un cambio
brusco de la situación, sino por una maduración lenta (8).
Segunda unidad (9-13): Actitud del discípulo en la
persecución. Aviso inicial (9). Persecución por parte de sus connacionales a
causa de su ruptura con los ideales judíos, manifestada en la misión entre los
paganos. Ser entregado, correlativo de «entregarse» (4,29; 8,34: «cargar con la
cruz»), Tribunales judíos (consejos) y paganos (reyes y gobernadores, cf.
10,42), como a Jesús (10,33s; 14,55; 15,1); os apalearán, cf. 12,3.5. La
salvación/maduración de la humanidad se irá realizando mediante la proclamación
de la buena noticia a todas las naciones (10). Los poderes son enemigos del
hombre y del mensaje; la persecución lo prueba (como prueba contra ellos);
primero: la proclamación al mundo entero (14,9) es condición para «el fin» (cf.
v. 7). La hora, la pasión del discípulo; con el Espíritu, ellos denunciarán la
persistente infidelidad de Israel (11). El odio originado por la ideología
rompe los vínculos de sangre. Tendrán que afrontar las rupturas más dolorosas.
La constancia en la entrega llevará al discípulo a su plena maduración (fin
individual, salvación) (cf. 8,35) (12-13).
b) (13,14-27): Primera unidad (14-23): Jesús invalida el
otro presupuesto de los discípulos: no habrá señal salvadora (cf. 8,12). El
execrable devastador (cf. Dn 9,27; 11,31; 12,11), el ejército romano que invade
la tierra (cf., de otras invasiones, Jr 4,7; 7,1-10.34; 22,5; 32; 25,18)
destinada por Dios a Israel (donde no tiene que hacerlo). Aviso al lector:
atención a los sucesos, para huir a tiempo (14). Exhortación (15-16): fuga sin
demora (como de Babilonia, Is 48,20; Jr 51,6.45; como de Sodoma (Gn 19,17; cf.
Dt 29,21-24) no hay esperanza de salvación para Jerusalén. Centro (17-20): La
ruina. Compasión de Jesús por los débiles; se destruye la esperanza de vida (2
Re 15,16; Os 14,1; Am 1,13; Sal 137,8s: crueldad con las embarazadas y con los
niños) (17); con la oración (no con la resistencia), los discípulos han, de
solidarizarse con las víctimas inocentes (18). El desastre no tendrá Igual en la historia (Dn 12,1); su gravedad no se
debe sólo a su crueldad, como sobre todo al valor de lo que se destruye: una
historia de salvación acaba en la ruina la infidelidad definitiva aniquila el
pasado de Israel (12,6-9); es «el principio de los dolores» (13,8) (19). Los
elegidos, los israelitas fieles, a los que Dios salva la vida (Dt 4,40; 6,2.24;
8,1; 11,8s) (20). Exhortación (21-22), previniendo contra las falsas esperanzas
de salvación, que podrían tentar a los discípulos y provocar su separación de
Jesús; profetas falsos Jr 33,7.8.11.16; 35; 36), que prometen, liberación y
pretenden legitimar a los falsos mesías (22). La predicción está completa; no
habrá señal salvadora (23).
Segunda unidad (24-27): se describe el proceso liberador en
la historia después de la caída de Jerusalén. Continúan «los dolores» del parto
(13,7) de la humanidad nueva. La conmoción cósmica, recurso literario de los
profetas para indicar la caída de un poder opresor, que produce un viraje en la
historia (Is 13, Babilonia; 34, Edom; Jr
4,20-23; Ez 32,7s, Egipto; JI 2,10; 3,4; 4,15; Am 8,9). Sol y luna, las
divinidades paganas (Dt 4,19s; 17,3; Jr 8,2; Ez 8,16): los valores representados
por ellas pierden su brillo (24); los poderes políticos opresores del hombre
legitimados por ellas, que se atribuían dignidad divina (estrellas, cf. Is
14,12-14; 24,21; Dn 8,10; potencias que están en el cielo, opuestas «al Padre
que está en el cielo», 11,25) van vacilando y cayendo (25). Llegada iterada del
Hombre a lo largo la historia (la primera vez la ruina de Jerusalén, 14,62):
cada caída de un poder opresor es un triunfo del Hombre, percibido por los
mismos opresores (14,62); entre nubes, verdadera condición divina, la del
Hombre; la llegada equivale a la de Dios mismo (Sal 89/88,7; 68/67,34);
potencia, fuerza que da vida (12,24;14,62); gloria, realeza, la del Padre
(8,38) (26). Reúne (cf. 4,29) a sus elegidos (por oposición a los de la antigua
alianza, vv.20.22), los que «han resistido hasta el fin» (13,13; cf. 10,38s) en
la misión, el nueva pueblo (12,9.10s) o nueva humanidad, de origen judío o
pagano (los cuatro vientos, cf. Dt 28,64; 30,4), para integrarlos en la
comunidad definitiva, «el fin» (13,7.13: «se salvará»), el reino de Dios y del
Hombre (27).
c) (28-37): Primera unidad (28-31): respuesta a la cuestión
del «cuándo» (v. 4). Ante todo, la ruina tiene un aspecto positivo. La parábola
es la de 12,1-9; en 12, se anuncian al mismo tiempo destrucción aspecto
negativo) y paso del Reino a otros pueblos (aspecto positivo); higuera nueva y
viva (cf. 11,13.20); las ramas (cf. 4,32, del reino de Dios); las hojas (cf.
11,13); el verano, tiempo de la cosecha (cf. 4,29, del hombre nuevo) (28). Así
también vosotros (cf. 7,17, de la incomprensión) (29). La destrucción de
Jerusalén y la entrada de los paganos en el reino tendrán lugar dentro de la
misma generación (cf. 9,1); generación, la del Mesías, infiel como la del
desierto (8,12.38; 9,19; Dt 2,5.20; Sal 95,10) (30). Certeza (31).
Segunda unidad (32-37). Introducción: El día, la llegada del
Hombre (13,26), la salvación (13,27: el Reino definitivo); la hora, la de la
pasión del discípulo (13,11: ayuda divina, el Espíritu); ambos, acontecimientos
no únicos, sino iterados, constituyen el «fin de cada discípulo 3,13); nadie
entiende, a nadie competen más que al Padre; toca a él solo reivindicar al Hijo
y a sus seguidores ante los perseguidores (cf. 2,36); confianza en su amor
(Padre, nombre de Dios en la comunidad cristiana; cf. 13,19: «Dios», el
Creador, referido a la humanidad entera; 13,20.22: «el Señor» = Yahvé, a la
antigua alianza) (32). Lo que toca a los discípulos es cumplir con su tarea.
Analogía: un hombre... de viaje, cf. 12,1; su casa/hogar, cf. 2,15; 9,33b;
10,10, la nueva comunidad, compuesta de los dos grupos de seguidores; los siervos,
para rescatar a los que sufren la
opresión (cf. 10,44.45); su autoridad, el Espíritu (2,10), para borrar el
pasado (2,5) y comunicar vida (2,10ss); su tarea, modo personal de ejercer el
servicio (33). El portero, la comunidad en cuanto ha de abrir las puertas a los
paganos (cf. 13 ,29: «a las puertas»); mantenerse despierto, aceptar y hacer
propia la actitud de Jesús ante la persecución y la muerte, que aparece como un
fracaso (cf. 14,34.37s; 3,9-13; 8,34: «renegar de sí mismo, cargar con su
cruz»). Esta entrega por amor a la humanidad es el mandamiento de Jesús (le
mandó; cf.10, 3.5), que sustituye a los de la antigua alianza (12,29-31) (34).
El señor de la casa (cf. 12,9: «el señor/dueño de la viña»), función divina de
Jesús, el Hombre; al oscurecer, etc., las cuatro partes en que los romanos
dividían la noche (cf. 6,48); contexto de misión universal (13,10; 4.9); de
improviso, no hay tiempo para cambiar de actitud.(v. 33: “no sabéis” el momento
de la persecución); dormidos, la fidelidad de los discípulos, en peligro (cf.
14,37.40.41) (35-36). El mandamiento vale para todos sus seguidores, tanto los
discípulos, israelitas (vosotros) como para los no israelitas (todos) (37).
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5-37.,
dará comienzo al proceso liberador. 13,
Evangelio de Marcos. Respuesta de Jesús. La ruina de Jerusalén no anunciará la restauración
INTRODUCCIÓN AL DISCURSO. PREGUNTA DE LOS DISCÍPULOS. Mc 13,3-4.
(Mt 24,3: Lc 21,7)
3Mientras estaba
sentado en el Monte de los Olivos, enfrente del templo, le preguntó aparte
Pedro, con Santiago, Juan y Andrés:
-Dinos cuándo van a
ocurrir esas cosas y cuál va a ser la señal, cuando esto esté tocando todo a su
fin.
EXPLICACIÓN.
3-4. Pregunta: En el Monte de los Olivos, figura del estado
glorioso definitivo (sentado) de Jesús, después de su pasión y muerte (11,1;
14,25; cf. Ez 11,23). Sigue enfrentado con el templo explotador (cf. 11,2;
12,41; Zac 14,4). Mc va a insertar, pues, un dicho profético de Jesús al grupo
de discípulos, comunicado después de su muerte (en el discurso no hay mención
de ésta ni de la resurrección, pertenecen al pasado). Pedro arrastra a los
demás (1,36; 8,29; 9,5; 10,28; 14,29); primer subgrupo de los Doce (los tres
primeros, cf. 3,16s; 5,37; 9,2); Andrés representa al segundo subgrupo (3,18);
el tercero, Judas, después de la resurrección, ya no está. Los cuatro
representan, por tanto, a todos los discípulos (israelitas) de Jesús después de
la resurrección (3). Urgencia (Dinos). Quieren saber el momento del desastre
anunciado (13,2); creen que la situación extrema será anuncio del cambio de
época y del reino mesiánico (el fin; tocar a su fin, Dn 8,13; 9,27; 11 ,31) Y
esperan una señal (cf. 8,11.12, de los fariseos) de la intervención divina
salvadora (cf. Dn 9,24; 12,1-7). Los discípulos conservan su ideal de gloria
nacional (8,33: «la idea humana») aun después de la resurrección (cf. Hch 1,6);
no comprenden, a pesar de la muerte de la higuera (11,20), de la parábola
(12,9) y de la predicción anterior (13,2) (4).
VIII. EL GRUPO CRISTIANO EN LA HISTORIA. Predicción de la ruina del templo. Mc 13,1-2.
(Mt 24,1-2; Lc
21,5-6).
13 1Mientras se alejaba del templo uno de sus
discípulos le dijo:
-Maestro, ¡mira qué
sillares y qué edificios!
2Jesús le dijo:
-¿Ves esos grandes
edificios? No dejarán ahí piedra sobre piedra que no derriben.
EXPLICACIÓN.
1-37. Octava sección: Una predicción inicial (1-2) da pie a
una pregunta de los discípulos (3-4). Respuesta de Jesús, dividida en tres
partes (5-13.14-27.28-37).
1-2. Predicción: Jesús abandona definitivamente el templo.
Un discípulo, exponente de los ideales de todos ellos, ve encarnada en los
edificios la gloria de la nación judía, con cuyo ideal se identifica (1). Pero
la gloria de Israel no está en edificios, sino en la fidelidad a Dios (11,17;
12,1ss): el esplendor aparente es debilidad; Jesús anuncia la total destrucción
(cf. Miq 3,9-12; Jr 7,11s) (2).
DONATIVOS AL TEMPLO. LA VIUDA POBRE. Mc 12,41-44.
(Lc 21,1-4).
41Se sentó enfrente
de la Sala del Tesoro y observaba cómo la gente iba echando monedas en el
tesoro; muchos ricos echaban en cantidad. 42Llegó una viuda pobre y echó dos
ochavos, que hacen un cuarto. 43Convocando a sus discípulos, les dijo:
-Esa viuda pobre ha
echado en el tesoro más que nadie, os lo aseguro. 44Porque todos han echado de
lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que
tenía, todos sus medios de vida.
EXPLICACIÓN.
41-44. Perícopa final de la sección: Se contrapone al
tríptico inicial (11,17: dinero, explotación del pueblo). La viuda, miembro
débil de la sociedad (12,40), representa al Israel fiel (cf. Jr 51,5), que, en medio de esa realidad
corrompida, ama a Dios como absoluto (44: todo, todos, cf. 12,30). Jesús
convoca a los discípulos, que no habían aceptado su exigencia de dejar la
riqueza (10,23-26). No son los ricos de Israel quienes valen a los ojos de
Dios, sino los que ponen su confianza en él y no en el dinero. Esta confianza
equivale a la del discípulo (10,21: «tendrás en Dios tu tesoro»), La viuda,
antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero (44).
EL LETRADO: EL PRINCIPAL MANDAMIENTO. Mc 12,28-40
(Mt 22,34-40; Lc
10,25-28)
28Se le acercó un
letrado que había oído la discusión y notado lo bien que respondía, y le
preguntó:
-¿Qué mandamiento es
el primero de todos?
29Respondió Jesús:
-El primero es:
"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor; 30amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas". 31 El Segundo, éste: "Amarás a tu prójimo como a
ti mismo". No hay ningún mandamiento mayor que éstos.
32El letrado le dijo:
-Muy bien, Maestro,
es verdad lo que has dicho, que es uno solo y que no hay otro fuera de él; 33y
que amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las
fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo supera todos los holocaustos y
sacrificios.
34Viendo Jesús que había
respondido inteligentemente, le dijo:
-No estás lejos del
reino de Dios.
Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
Doctrina de los
letrados. El hijo/sucesor de David. (Mt 22,41-46; Lc 20,41-44).
35Mientras enseñaba
en el templo, abordó Jesús la cuestión preguntando:
-¿Cómo dicen los
letrados que el Mesías es sucesor de David? 36David mismo, movido por el
Espíritu Santo dice:
Dijo el Señor a mi
Señor: Siéntate a mi derecha,
mientras hago de tus
enemigos estrado de tus pies (Sal 110,1).
37 David mismo lo
llama Señor; entonces, ¿de dónde sale
que es sucesor suyo?
La multitud, que era
grande, disfrutaba escuchándolo.
Conducta de los
letrados (Mt 23,1-36; Lc 20,45-47).
38Entre lo que
enseñaba, dijo:
-¡Cuidado con los
letrados! Esos que gustan de pasarse con sus vestiduras y de las reverencias en
la calle, 39de los primeros asientos en las sinagogas y de los primeros puestos
en los banquetes; 40esos que se comen los hogares de las viudas con pretexto de
largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia muy severa.
EXPLICACIÓN.
28-40. Tercer tríptico: Jesús y los letrados.
b) (12,35-37): Doctrina de los letrados sobre el Mesías. Desde la entrada en Jerusalén y la aclamación mesiánica de la multitud (11,9s), estaba pendiente la cuestión del mesianismo de Jesús. Ataca la doctrina de los letrados. El Mesías no es hijo/sucesor de David (cf. 10,47s), sino su Señor (cf. 11,3). Es decir, David no es modelo para el Mesías ni el reino de éste va a limitarse a Israel. Jesús rechaza el mesianismo davídico, el de un rey guerrero y victorioso, fomentado por la enseñanza oficial (letrados). La restauración del trono de David y la hegemonía de Israel sobre los demás pueblos no son más que una ilusión y son incompatibles con el designio universal de Dios (cf. 8,33: <<la idea de Dios>>; 3,14, Israel, al servicio de los demás pueblos).
c) (12,38-40): Praxis de los letrados, su ambición de honor y dinero. Deseo de prestigio y preeminencia (38); quieren ser siempre primeros (39; cf. 9,35; 10,44). Utilizan la religión para explotar a los débiles (cf. 7,6) (40).
LA RESURRECCIÓN: EL MATERIALISMO SADUCEO. Mc 12,18-27.
(Mt 2,23-33; Lc
20,27-40)
18 Se le acercaron
unos saduceos, esos que dicen que no hay resurrección, y le propusieron este
caso:
19-Maestro, Moisés
nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no
hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". Había siete
hermanos: el primero se casó y murió sin dejar hijos; 21el segundo se casó con
la viuda y murió también sin tener hijos; lo mismo el tercero, 22y ninguno de
los siete dejó hijos. Por último, murió también la mujer. 23En la resurrección,
¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?
24 Les contestó
Jesús:
-Precisamente por eso
estáis equivocados, por no conocer la Escritura ni la fuerza de Dios. 25Porque,
cuando resucitan de la muerte, ni los hombres ni las mujeres se casan, son como
ángeles del cielo. 26Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en
el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios?: Yo soy el
Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". 27 No es Dios de
muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.
EXPLICACIÓN.
18-27. Centro de la sección: El materialismo, pecado saduceo
(cf. 10,1-12, el pecado fariseo), es decir, de la aristocracia civil
(senadores) y religiosa (sumos sacerdotes) (8,31; 11,27). Rechazaban la
tradición oral propugnada por los fariseos (7,5.8.l3), y no veían en la
Escritura la noción de una vida después de la muerte; su horizonte era esta
vida, y en ella procuraban mantener su posición de poder y de privilegio (18).
Los fariseos concebían la futura resurrección como una continuación de la vida
mortal; los saduceos, con su ejemplo, quieren ridiculizar la doctrina farisea
(19-23). Respuesta de Jesús: Los dirigentes del templo y de la nación ignoran
la Escritura y no conocen a Dios, el dador de vida (fuerza, cf. 5,30) (24).
Contra la doctrina farisea, distingue Jesús la condición del hombre en esta
vida y después de la muerte: entonces la vida no se transmite por generación
humana, se recibe directamente de Dios (los ángeles = «los hijos de Dios»).
Habla además de la resurrección en presente, no en futuro como los fariseos
(25). Prueba la vida después de la muerte por medio de la Escritura: los
patriarcas, ya resucitados; el Dios fiel no deja que perezcan los que él ha
amado (26s).
domingo, 14 de agosto de 2011
LOS DIRIGENTES DISCUTEN LA AUTORIDAD DE JESÚS. Mc 11,27-12,17
(Mt 21,23-27; Lc
20,1-8)
27Llegaron de nuevo a
Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos
sacerdotes, los letrados y los senadores 28y le preguntaron:
-¿Con qué autoridad
actúas así?, o sea, ¿quién te ha dado la autoridad para actuar así?
29Jesús les contestó:
-Os vaya hacer una
pregunta; contestádmela y os diré con qué autoridad actúo así. 30El bautismo
aquel de Juan, ¿era cosa de Dios o cosa humana? Contestadme.
31 Ellos razonaban,
diciéndose unos a otros:
-Si decimos «de
Dios», dirá: «Y, entonces, ¿por qué no le creísteis ?»; 32pero si decimos «cosa
humana»… (Tenían miedo del pueblo, porque todo el mundo pensaba que Juan había
sido realmente un profeta.) 33Y respondieron a Jesús:
-No lo sabemos.
Jesús les replicó:
-Pues tampoco yo os
digo con qué autoridad actúo así.
Parábola de la
viña y los labradores (Mt 21,33-46; Lc 20,9-19)
12 1Entonces se puso a hablarles en parábolas:
-Un hombre plantó una
viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el guarda,
la arrendó a unos labradores y se marchó de su país.
2A su tiempo envió a
los labradores un siervo, para percibir de ellos su tanto de la cosecha de la
viña. 3Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron de vacío. 4Entonces
les envió otro siervo; a éste lo descalabraron y lo trataron con desprecio.
5Envió a otro y a éste lo mataron; y a otros muchos, a unos los apalearon, a
otros los mataron. 6Uno le quedaba todavía, un hijo amado, y se lo envió el
último, diciéndose: «A mi hijo lo respetarán».
7Pero los labradores
aquellos se dijeron: «Este es el heredero; venga, lo matamos y será nuestra la
herencia». 8Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño
de la viña? Irá a acabar con esos labradores y dará la viña a otros.
10¿No habéis leído
siquiera este pasaje?:
La piedra que
desecharon los constructores
se ha convertido en
piedra angular,
11 Es el Señor quien
lo ha hecho:
¡Qué maravilla para
los que lo vemos! (Sal 118,22-23)
12 Estaban deseando
echarle mano, porque se dieron cuenta de que la parábola iba por ellos; pero
tuvieron miedo de la multitud y, dejándolo, se marcharon.
Emboscada de los
dirigentes: El tributo al César (Mt 22,15-22; Lc 20,20-26)
13Entonces le
enviaron unos fariseos y herodianos para cazarlo con una pregunta. 14Llegaron y
le dijeron:
-Maestro, sabemos que
eres sincero y que no te importa de nadie, porque tú no miras lo que la gente
sea. No, tú enseñas el camino de Dios de verdad. ¿Está permitido pagar el
tributo al César? ¿Pagamos o no pagamos?
15Jesús, consciente
de su hipocresía, les repuso:
-¡Cómo!, ¿queréis
tentarme? Traedme una moneda que yo la vea.
16 Se la llevaron, y
él les preguntó:
-¿De quién son esta
efigie y esta leyenda?
Le contestaron:
-Del César.
17Jesús les dijo:
-Lo que es del César,
devolvédselo al César, y lo que es de Dios, a Dios.
EXPLICACIÓN.
11 ,27 -12,17. Segundo tríptico: Jesús y las autoridades.
a) (11,27-33): Los dirigentes (las tres categorías que
componían el Consejo, cf. 8,31) piden a Jesús credenciales que justifiquen su
actuación; quieren llevarlo al terreno jurídico (27-28). Jesús les pide una
opinión sobre la actividad de Juan Bautista, que tampoco tenía credenciales
jurídicas (29-31). Miedo de los dirigentes, inseguridad del poder. Se inhiben.
Jesús no responde a la mala fe (32-33).
b) (12,1-12): Sin interrupción, la parábola, tomando pie de
Is 5,1-7. Continúa la infidelidad histórica de los dirigentes de Israel. La
viña, símbolo del pueblo elegido (Sal 80,9ss); 70S labradores, los dirigentes
(1); el envío de los siervos, el de los profetas; el fruto, la justicia y el
derecho (Is 5,7) (cf. 12,31: el amor al prójimo como a sí mismo). Con la
opresión que ejercen, los dirigentes crean una sociedad injusta y explotan al
pueblo en propio provecho (cf. 11,17) (2-5). El enviado final y decisivo es el
Hijo amado (cf. 1,11; 9,7), el Mesías; se proponen suprimirlo para excluir toda
posibilidad de liberación del pueblo y perpetuar su explotación (6-8). El
asesinato del Hijo provocará la destrucción de Israel como nación y de sus
instituciones; la elección y el reinado de Dios pasarán a los pueblos paganos
(9). Confirma lo anterior con la cita del Sal 118,22s: metáfora de la
construcción: al desechar ellos al Mesías, Dios se formará un nuevo pueblo
(10-11). Miedo de los dirigentes a la multitud (12).
c) (12,13-17): Estratagema de los dirigentes para
desacreditar a Jesús. Envían fariseos (observantes de la Ley) y partidarios de
Herodes (3,6; 8,15; cf. 6,2n (13). Adulación, para que se le vaya la lengua, y
pregunta comprometedora, presentada como escrúpulo de conciencia: pagar el
tributo, señal de sumisión; la respuesta afirmativa (acatamiento al César,
posición de los herodianos) produciría el descrédito ante el pueblo, contrario
al régimen romano; la negativa (declaración de rebeldía, ideología farisea y
zelota) provocaría la detención de Jesús por parte de la autoridad romana (14).
Tentación de poder (1,13): si Jesús quiere conservar su prestigio ante el
pueblo (11,18; 12,12) tiene que dar respuesta negativa, dispuesto a acaudillar
un movimiento nacionalista (cf. 1,24.34; 11,9s) (15). La moneda, propiedad del
César (efigie y leyenda); el dominio político, basado sobre la dependencia
económica; aceptar el dinero significa reconocer la soberanía (16). Respuesta
de Jesús: cambia «pagar» (14) por devolver; objetivo de los dirigentes, su
propio lucro: pretenden rebelarse contra el dominio del César despojándolo de
su dinero, como se han rebelado contra Dios despojándolo de su pueblo (12,2ss).
Pero ese dinero no pertenece a Israel ni debe permanecer en Israel;
rechazándolo, dejarán de reconocer al César como señor y no tendrán que pagarle
el tributo; la verdadera esclavitud de los dirigentes no es al César, sino al
dinero. Deben romper con el César renunciando a la dependencia económica y al
beneficio que de ella obtienen; y ser fieles a Dios, renunciando a explotar al
pueblo en beneficio propio (11 ,17). Sorpresa ante la respuesta (16-17).
sábado, 13 de agosto de 2011
VII. EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA. Maldición de la higuera. Mc 11,12-25.
VII.EN EL TEMPLO:
DENUNCIA Y CONTROVERSIA
Maldición de la
higuera (Mt 21,18-29)
12 Al día siguiente,
cuando salieron de Betania, sintió hambre. 13Viendo de lejos una higuera con
hojas, fue a ver si encontraba algo en ella, pero al acercarse no, encontró
nada más que hojas, porque el tiempo no habla sido de higos. "Reaccionó
diciéndole:
-Nunca jamás coma ya
nadie fruto tuyo.
Los discípulos lo
estaban oyendo.
Denuncia del
templo (Mt 21,12-17; Lc 19,45-48; Jn 2,13-22)
15Llegaron a
Jerusalén, entró en el templo y empezó a echar a los que vendían y compraban
allí; volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían
palomas; 16y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el
templo. 17Luego se puso a enseñar diciendo:
-¿No está escrito:
“Mi casa ha de llamarse casa de oración para todos los pueblos”? En cambio,
vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos.
18Se enteraron los
sumos sacerdotes y los letrados y buscaban una manera de acabar con él; de
hecho, le tenían miedo, porque toda la multitud estaba impresionada de su
enseñanza.
19Cuando anocheció,
salieron fuera de la ciudad.
La higuera seca (Mt 21,20-22)
20 Al pasar por la
mañana vieron la higuera seca de raíz. 21 Pedro se acordó y le dijo a
Jesús:
-Rabbí, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado.
22Jesús le repuso:
-Tened fe en Dios. 23
Os aseguro que quien diga a ese monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y no
vacile en su interior, sino que tenga fe en que lo que dice va a suceder, lo
obtendrá. 24Por eso os digo: cualquier cosa que pidáis en vuestra oración,
tened fe en que la habéis recibido y la obtendréis. 25Y cuando estéis orando,
perdonad lo que tengáis contra quien sea, para que también vuestro Padre del
cielo os perdone vuestras faltas.
EXPLICACIÓN.
11,12-12,4. Séptima sección: En el templo. El tema del
dinero aparece en el tríptico inicial (11,12-25; cf. 15-17) Y en la perícopa
final (12,41-44). Entre estas unidades se intercalan dos trípticos de polémica
(11,27-12,17; 12,28-40), separados por una perícopa central (12,18-27).
12-25. Tríptico inicial: La denuncia del templo (11,15-19),
situada entre la maldición de la higuera (11,12-14) y su cumplimiento (11,20),
hace de la higuera una figura del templo/institución.
a) (11,12-14): Frondosidad engañosa que oculta la
esterilidad (13); el tiempo no había sido de higos (impf. por plpf., como en
11,32), alusión a 1,15: «Se ha cumplido el plazo/tiempo», el de la antigua
alianza, que no ha dado fruto (13). Jesús confirma su esterilidad para siempre:
ha terminado su papel histórico (14).
b) (11,15-19): El templo, instrumento de explotación
económica: comercio religioso (cf. Zac 14,21), cambio de moneda (alusión al
tributo, a las ofrendas y al tesoro); en particular, explotación de los pobres
(ofrenda de palomas para sacrificios expiatorios, cf. Lv 5,7; 14,22.30s) (15);
profanado, convertido en vía pública (16). La enseñanza explica la denuncia;
para todos los pueblos (Is 56,7): traición a la misión universal de Israel;
debía haber constituido una sociedad justa que hubiese atraído a los paganos al
conocimiento del verdadero Dios; cueva de bandidos (Jr 7,11), donde se almacena
el botín de las depredaciones (alusión al tesoro); se insinúa ya la destrucción
del templo (cf. Jr. 7,12-15) (17). Intención y miedo de los dirigentes (18; cf.
14,1). Jesús no pasa la noche en la ciudad (19).
c) (11,20-25): La maldición ha causado la muerte de la
higuera (cf. 13,2: destrucción del templo); lo que no cumple su finalidad no
tiene razón de existir (20). Por segunda vez, Pedro muestra su actitud llamando
a Jesús Rabbí (cf. 9,5; Judas en 14,45), maestro que se atiene a la tradición
del judaísmo, y le hace notar el poder de su palabra: podría aniquilar a sus
enemigos sin necesidad de afrontar la muerte (cf. 2 Re 2,24; 9,25s.34-37); pero
la ruina de la higuera/institución no se debe a la sola palabra de Jesús, sino
a su denuncia y ruptura, que le acarreará la muerte (11,17s) (20-21). Tener fe,
cf. 4,40, en contraste con el miedo; exhortación a no temer (2). También el
discípulo debe romper radicalmente con la institución (el monte, el del templo
u otro que simbolice un sistema legitimado por la presencia divina) y desear su
desaparición (quítate de ahí y tírate al mar, cf. 5,13); su ruptura tendrá
eficacia si no vacila, pues, como en el caso de Jesús, la institución se
propondrá suprimir a los que rompen con ella (23). Explica el «tener fe en
Dios» (cf. v. 22): la fuerza de Dios, a disposición del discípulo, para
afrontar las consecuencias de su ruptura (24). Condición: no sentir hostilidad
contra los hombres: la ruptura no se hace por odio a los opresores, sino para
evitar que continúe la opresión. Exclusión de todo espíritu de violencia (25).
Algunos mss. añaden el v. 26, tomado de Mt 6,15.
viernes, 12 de agosto de 2011
VI. CENTRO DEL SEGUNDO PERÍODO: LA SUBIDA A JERUSALÉN. Mc 10,32-11,11.
Tercer anuncio de
la muerte-resurrección (Mt 19,13-15; Lc 18,15-17)
32Iban por el camino,
subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante; ellos estaban desconcertados, y los
que lo seguían iban con miedo. Otra vez se llevó con él a los Doce y se puso a
decirles lo que estaba para sucederle:
33-Mirad, estamos
subiendo a Jerusalén, y el Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a
los letrados: lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos; 34se
burlarán de él, lo azotarán y lo matarán, pero a los tres días resucitará.
Ambición de
Santiago y Juan (Mt 20,20-24)
35Se le acercaron los
dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-Maestro, queremos
que lo que te pidamos lo hagas por nosotros.
36Elles preguntó:
-¿Qué queréis que
haga por vosotros?
37Le contestaron
ellos:
-Concédenos sentamos
uno a tu derecha y el otro a tu izquierda el día de tu gloria.
38Jesús les replicó:
-No sabéis lo que
pedís; ¿sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar, o de dejaros
sumergir por las aguas que me van a sumergir a mí?
39Le contestaron:
-Sí, lo somos.
Jesús les dijo:
-El trago que voy a
pasar yo, lo pasaréis, y las aguas que me van a sumergir a mí os sumergirán a
vosotros:
40pero el sentarse a
mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a
quienes esté destinado.
41 Al oírlo, los
otros diez dieron rienda suelta a su indignación contra Santiago y Juan.
Instrucción de
Jesús: El servicio (Mt 20,25-28; Lc 22,24-27)
42Jesús los convocó y
les dijo:
-Sabéis que los que
figuran como jefes de las naciones las dominan, y que sus grandes les imponen
su autoridad.
43No ha de ser así
entre vosotros; al contrario, entre vosotros, el que quiera hacerse grande ha
de ser servidor vuestro, 44y el que quiera ser primero, ha de ser siervo de
todos; 45porque tampoco el Hombre ha venido para que le sirvan, sino para
servir y para dar su vida en rescate por todos.
46ªy llegaron a
Jericó.
Curación del ciego
Bartimeo (Mt 20,29-34; Lc 18,35-43)
46bCuando salía de
Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de
Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado
junto al camino pidiendo limosna.
47 Al oír que era
Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-Hijo de David,
Jesús, ten compasión de mí,
48Muchos le intimaban
a que guardase silencio, pero él gritaba más y más:
-Hijo de David, ten
compasión de mí,
49Jesús se detuvo y
dijo:
-Llamadlo.
Llamaron al ciego
diciéndole:
-Animo, levántate,
que te llama.
50Él tiró a un lado
el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús.
51Entonces Jesús le
preguntó:
-¿qué quieres que
haga por ti?
El ciego le contestó:
-Rabbuni, que recobre
la vista.
52Jesús le dijo:
-Vete, tu fe te ha
salvado.
Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en
el camino.
Entrada en
Jerusalén (Mt 21,1-11; Lc 19,28-40; Jn 12,12-19)
11 1Cuando se acercaban a
Jerusalén, esto es, a Betfagé y Betania, en dirección al Monte de los Olivos,
envió a dos de sus discípulos 2diciéndoles:
-Id a la aldea que
tenéis enfrente; al entrar en ella encontraréis enseguida un borrico atado que
nadie ha montado todavía; desatadlo y traedlo. 3Y si alguien os pregunta por
qué lo hacéis, contestadle: «El Señor lo necesita y lo devolverá cuanto antes».
4Fueron ellos,
encontraron el borrico fuera, en la calle, atado a un portón, y lo desataron. 5
Algunos de los que estaban allí les dijeron:
-¿Qué hacéis
desatando el borrico?
6Ellos les
contestaron como les había dicho Jesús, y los dejaron.
7Llevaron el borrico
adonde estaba Jesús, lo cubrieron con sus mantos y él se sentó encima. Muchos
alfombraban el camino con sus mantos; otros, en cambio, con ramas que habían
cortado en las fincas. 9Los que iban delante y los que seguían gritaban:
-i Sálvanos! iBendito
el que viene en nombre del Señor!
10¡Bendito el reinado
que llega, el de nuestro padre David!
iSálvanos desde lo
alto!
11Entró en Jerusalén,
esto es, en el templo, lo miró todo en torno y, como era ya tarde, salió para
Betania con los Doce.
EXPLICACIÓN.
10,32-11,11. Sexta sección, centro del segundo período:
Subida y llegada a Jerusalén. Como en el tríptico central del primer período
(6,7-32), aparece el tema del poder (6,14: "el rey Heredes»: 6,21: «sus
magnates»; 10,42: «los jefes de las naciones», «sus grandes»): además, la
muerte de Juan Bautista (6,27-29) a manos del poder está en paralelo con la de
Jesús, que él anuncia ahora. Se cierra el tema del «camino» (10,52; 11,8) Y se
abre el de Jerusalén (10,32.33; 11,1.11.15.27).
a) (10,32-34): Subida a Jerusalén. Tercer anuncio de la
muerte-resurrección. Suben con Jesús los dos grupos, los Doce/los discípulos
(desconcertados) y "los seguidores» no israelitas (con miedo). Jesús
informa a los Doce (no les enseña, cf. 8,31; 9,31) de lo que va a ocurrirle a
él. Ante esto, ellos, el Israel mesiánico, deberían romper de una vez con las
ideologías de la institución judía que va a procurar la muerte de Jesús, con
los círculos de poder religioso y político (sumos sacerdotes) y los expertos de
la Ley (letrados). Primera mención de la entrega a los paganos y los ultrajes.
b) (10,35-45): Como después del segundo anuncio de la muerte
(9,31), se manifiesta la ambición de los discípulos (cf. 9,34). Santiago y
Juan, «los Truenos» (= los autoritarios, 3,17). Sin darse por enterados del
anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel y solicitan para
ellos los primeros puestos (35-37). Jesús les propone otro programa: aceptar
una muerte como la suya (38; cf. 8,34); pasar el trago (lit. "beber la
copa») y ser sumergido por las aguas (lit. «ser bautizado») son figuras de su
muerte (cf. 14,23s.36; 1,9), en el doble aspecto, activo y libre (entregarse) y
pasivo (ser entregado) (38). Aunque lo acepten, no serán los únicos, y Jesús no
juzga de la calidad de la entrega; es cosa del Padre (cf. 4,27; 13,32) (30-40).
La ambición, causa de división (cf. 9,50); los diez, como en el cisma de las
tribus (1 Re 12) (41).
c) Centro (10,42-46a): Al tomar como contraste para la
conducta en la comunidad a los poderes paganos, Jesús compara con ellos el
ideal mesiánico de los discípulos (42). La nueva sociedad (el reino de Dios)
excluye el poder o el dominio; servidor vuestro (cf. 9,35), actitud dentro de
la comunidad (43); siervo/esclavo (primera vez en Mc) de todos, actitud con los
de fuera, aludiendo a la situación de la humanidad pagana, donde la sociedad
legitimaba la esclavitud (cf. 5,2-20; 7,24-31); la denominación implica, pues,
solidaridad con esos oprimidos (44). El Hombre (Jesús y los que aspiran a la
plenitud humana) no reclama ser Servido (dominar, ser grande a la manera de
este mundo); dentro de la comunidad, su actitud es el servicio; respecto a los
oprimidos/esclavos la de entregar su vida para rescatarlos (45).
d) (10,46b-52): El ciego, de nuevo figura de los discípulos/
los Doce (8,18.22b-26; 4,12), que no comprenden el mesianismo de Jesús ni su
entrega (10,38.45). Hijo de Timeo, es decir, «discípulo del Apreciado» (el
Mesías davídico), en oposición a Jesús, el «despreciado» en su tierra (6,4).
Sentado junto al camino, el lugar donde cae el mensaje y no da fruto (4,15)
(46). Nazareno, la multitud espera una actuación violenta en Jerusalén (cf.
1,9.24). La invocación del ciego/discípulos manifiesta en primer lugar su falsa
concepción del Mesías, causa de su ceguera (Hijo de David; cf. 12,35-37), Y en
segundo lugar su adhesión a Jesús (Jesús). En paralelo con el padre del
chiquillo epiléptico (9,24), muestra fe y falta de fe y pide la ayuda de Jesús
(ten compasión de mí; 9,24: «ayúdanos»). Esta petición necesitaban los
discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y
la misión, según les había dicho Jesús (9,29). La mayoría quiere impedírselo
(47-48). ¿Qué quieres que haga por ti?, como a los Zebedeos (10,36) (51). Tu fe
te ha salvado, como a la mujer con flujos (5,34). Seguimiento (en el camino,
8,27; 9,33b.34; cf. v. 46: «junto al camino») (52).
e) (11,1-11): Llegada a Jerusalén. Betfagé y Betania,
ejemplos de «la aldea» (8,23.26), incluidas en / dominadas por Jerusalén, es
decir, por los círculos dirigentes (10,33); manipulación del pueblo. El monte
de los Olivos, meta última de Jesús más allá de Jerusalén (lugar de su muerte),
anuncia su estado glorioso (cf. 13,3; 14,25) ("el monte", la esfera
divina en contacto con la historia, 3,13), ahora en relación con Israel
("de los Olivos") (1). Misión de dos discípulos (cf. 6,7): publicar
la idea del mesianismo pacífico, ocultada por la institución; la aldea
(8,23.26), la sociedad judía dominada ideológicamente por «la ciudad»
(Jerusalén, 11,19); de enfrente, enfrentada, hostil a los discípulos; borrico,
alusión a Zac 9,9: el rey/Mesías no violento; atado, este pasaje del AT se
ignora en la teología oficial; que nadie ha montado todavía: nunca ha existido
antes en Israel un líder que cumpliese esa profecía (2). Alfombrar el camino
con los mantos: conferir el poder político (2 Re 9,4s.13) (8). Aclamación que
responde a la idea mesiánica del pueblo: el Mesías será un nuevo David, el rey
guerrero; Bendito, etc. (Sal 118,25-26, de un general victorioso) (9-10). El
templo, como «la aldea», incluido en / dominado por Jerusalén; manipulación de
Dios (11).
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