(Mt 9,18-19; Lc
8,40-42a)
21Cuando Jesús
atravesó de nuevo al otro lado, gran multitud de gente se congregó adonde
estaba él, y él se quedó junto al mar.
22Llegó un jefe de
sinagoga, de nombre Jairo, y al verlo cayó a sus pies, 23rogándole con
insistencia:
-Mi hijita está en
las últimas; ven a aplicarle las manos para que se salve y viva.
24aJesús se fue con
él.
La mujer con flujos:
El Israel marginado (Mt 9,20-22; Lc 8,42b-48)
24bLo seguía gran
multitud de gente, apretujándolo.
25Una mujer que
llevaba doce años con un flujo de sangre, 26que había sufrido mucho por obra de
muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía sin aprovecharle nada, sino
más bien poniéndose peor, 27como había oído hablar de Jesús, acercándose entre
la multitud, le tocó por detrás el manto. 28Porque ella se decía: «Si le toco
aunque sea la ropa, me salvaré». 29Inmediatamente se secó la fuente de su
hemorragia, y notó en su cuerpo que estaba curada de aquel tormento.
30Jesús, dándose
cuenta interiormente de la fuerza que había salido de él, se volvió
inmediatamente entre la multitud preguntando:
-¿Quién me ha tocado
la ropa?
31Los discípulos le
contestaron:
-Estás viendo que la
multitud te apretuja ¿y sales preguntando «quién me ha tocado»?
32El miraba a su
alrededor para distinguir a la que había sido. 33La mujer, asustada y
temblorosa, consciente de lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante
él y le confesó toda la verdad. 34Elle dijo:
-Hija, tu fe te ha
salvado. Márchate en paz y sigue sana de tu tormento.
Nueva vida para la
hija de Jairo/Israel (Mt 9,23-26; Lc
8,49-56)
35 Aún estaba
hablando cuando llegaron de casa del jefe de sinagoga para decirle:
-Tu hija ha muerto.
¿Para qué molestar más al maestro?
36pero Jesús, sin
hacer caso del mensaje que transmitían, le dijo al jefe de sinagoga:
-No temas; ten fe y
basta.
37No dejó que lo
acompañara nadie más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38Llegaron a la casa del jefe de sinagoga y contempló el alboroto de los que
lloraban gritando sin parar. 39Luego entró y les dijo:
-¿Qué alboroto y qué
lloros son éstos? La chiquilla no ha muerto, está durmiendo.
40Ellos se reían de
él.
Pero él, después de
echarlos fuera a todos, se llevó consigo al padre de la chiquilla, a la madre y
a los que habían ido con él y fue a donde estaba la chiquilla.
4ICogió a la
chiquilla de la mano y le dijo:
-Talitha, qum (que
significa: «Muchacha, a ti te digo, levántate»).
42Inmediatamente se
puso en pie la muchacha y echó a andar (tenía doce años). Se quedaron viendo
visiones.
43Les advirtió con
insistencia que nadie se enterase y encargó que se le diera de comer.
6 1ªy salió de aquel lugar.
EXPLICACIÓN.
5,21-6,1ª. Tríptico. La situación de Israel y la alternativa
de Jesús.
a) (5,21-24a): La multitud judía acude a Jesús, el que ha
roto con la institución, mostrando su descontento con ésta y aceptando el
contacto de Jesús con los paganos (21). La multitud se desdobla en dos
personajes: la hija de Jairo, que representa el pueblo sometido a la
institución (jefe de sinagoga), y la mujer con flujos, que representa al pueblo
marginado por ella (impura). El pueblo sometido a la institución (hijita del
jefe de sinagoga; cf v. 42: doce años) está en peligro de muerte. El jefe de
sinagoga (cargo) no encuentra remedio en su sistema y opta como persona (Jairo)
por acudir a Jesús, el excomulgado por ella.
b) (5,24b-34). Otra multitud, ésta de seguidores (lo seguía,
cf. 2,15) que no proceden de la institución judía (cf. 3,32.34; 4,10: «los que
estaban en torno a él»: su cercanía y adhesión a Jesús están expresadas aquí
por apretujándolo) (24b). Mujer impura por su enfermedad (Lv 15,25-30), enferma
y estéril, que representa al Israel (25: doce años) marginado por la
institución. Mientras ha aceptado la marginación que le impone la Ley, no ha
encontrado solución. Ahora, mezclada con el grupo no israelita, viola la Ley
que le prohibía tocar a Jesús (27-28). Es decir, los marginados de Israel
encuentran en Jesús una alternativa a su situación (cf. 1,39-45). La fuerza de
vida que sale de Jesús, el Espíritu. Hija (cf. Sof 3,14; Zac 9,9: «hija de
Sión»). A nivel narrativo, curación; a nivel teológico, salvación por la fe.
c) (5,35-6,1): No hay situación desesperada para la fe. La
muerte significa que este pueblo sometido a la institución, al abandonarla por
no poder sufrir más su opresión, queda sin alternativa, sin acceso a Dios y
excluido de su sociedad (cf. 6,34). Jesús le ofrece la alternativa que necesita
(35-36). Los tres discípulos que forman el primer grupo de la lista de los
Doce, los más recalcitrantes (cf. 3,16s) (37). Las designaciones de la niña van
cambiando: en boca de Jairo, mi hijita, dependencia y cariño (23); los emisarios,
tu hija, dependencia (35); Jesús, la chiquilla, pequeñez, pero no dependencia
(40.41), y muchacha (casadera), independencia, porvenir fecundo (41.42); Jesús,
que le da vida y fecundidad, es «el Esposo» (2,19). La orden que nadie se
entere, imposible a nivel histórico, muestra el sentido teológico de la
perícopa. La inmadurez de este' pueblo hace que no pueda enfrentarse aún con
las consecuencias de la adhesión pública a Jesús, tiene que crecer (que se le
diera de comer).
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