(Lc 21,1-4).
41Se sentó enfrente
de la Sala del Tesoro y observaba cómo la gente iba echando monedas en el
tesoro; muchos ricos echaban en cantidad. 42Llegó una viuda pobre y echó dos
ochavos, que hacen un cuarto. 43Convocando a sus discípulos, les dijo:
-Esa viuda pobre ha
echado en el tesoro más que nadie, os lo aseguro. 44Porque todos han echado de
lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que
tenía, todos sus medios de vida.
EXPLICACIÓN.
41-44. Perícopa final de la sección: Se contrapone al
tríptico inicial (11,17: dinero, explotación del pueblo). La viuda, miembro
débil de la sociedad (12,40), representa al Israel fiel (cf. Jr 51,5), que, en medio de esa realidad
corrompida, ama a Dios como absoluto (44: todo, todos, cf. 12,30). Jesús
convoca a los discípulos, que no habían aceptado su exigencia de dejar la
riqueza (10,23-26). No son los ricos de Israel quienes valen a los ojos de
Dios, sino los que ponen su confianza en él y no en el dinero. Esta confianza
equivale a la del discípulo (10,21: «tendrás en Dios tu tesoro»), La viuda,
antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero (44).
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